José María Aznar no sale bien parado en el informe Chilcot, que analiza el papel que jugó el Reino Unido en la guerra de Irak. El ex premier Tony Blair ha tenido que pedir perdón, avergonzado por aquella guerra cruel e injusta, justificada con mentiras, pero José María Aznar, el tercer "socio" de Busch y Blair en aquel atropello, guarda silencio, mientras sus colaboradores afirman que España no disparó ni un solo tiro en Irak. ---
Aznar apoyó la guerra de Irak y después "vendió" que intentaba evitarla. En Londres llaman a Tony Blair "el caniche de Bush" y a José María Aznar "el caniche del caniche", lo que refleja el triste papel de España y de su entonces presidente en aquella guerra miserable, que convirtió a Irak en un Estado fallido en constante estado de guerra y muerte.
La presentación del informe Chilcot, que analiza el papel que jugó Reino Unido en la guerra de Irak, ha supuesto una cadena de reveses y de condena a la gestión de Tony Blair en el conflicto y, por extensión, a todos los integrantes de la famosa foto del trío de las Azores, con el presidente estadounidense George W. Bush y el español José María Aznar. La presentación del Informe Chilcot ha sido demoledora. De principio a fin, las conclusiones desgranan las justificaciones, estrategias y consecuencias, revelando un despropósito tras otro que han tenido “consecuencias” muy negativas hasta "el día de hoy”.
El demoledor informe ha precipitado las declaraciones del ex premier británico, que poco después de conocer su contenido, ha asumido “toda la responsabilidad” por cualquier error cometido “sin excepción ni excusas” aunque ha matizado que tomó la decisión de “buena fe” y para el “mejor interés” de su país.
En España, el informe Chilcot ha supuesto una palada de tierra más que entierra el prestigio de Aznar, otro de los mitos que caen en la historia de la sucia política española.
Aznar era admirado como presidente por haber sido el propulsor de la etapa económica dorada, aquellos años en los que el dinero entraba en España a chorros, sobre todo como consecuencia del "boom" del ladrillo. Pero más tarde se le acusó de haber apostado por la construcción con demasiada fuerza, lo que causó el hundimiento de la economía española cuando estalló la crisis y el debilitamiento hasta el borde del colapso de una banca española demasiado pillada en hipotecas y suelos que perdían su valor cada día.
Ahora, calificado de "caniche" por los medios sajones, reflejo de su papel de palmero de Blair y de Busch, el prestigio de Aznar se derrumba, como antes se derrumbaron los de otros mitos de la política española, como el de Adolfo Suárez y, en mayor medida, el de Felipe González.
Suárez ha sido acusado de haber sucumbido a la corrupción con algunas comisiones que nunca se han demostrado y de no haber sabido evitar el hundimiento de UCD, fragmentada por la ambición de decenas de pequeños líderes mediocres integrados en ese partido.
A González, otro mito derribado como causa del desprestigio de la política española y del desprecio ciudadanos a los dirigentes políticos, se le acusa de haber abierto las puertas a la corrupción y de haber impulsado el terrorismo de Estado en sus gobiernos. No hace mucho, el líder emergente Pablo Iglesias se refirió a González recordando la "cal viva" que cubría los cadáveres de los etarras asesinados por los sicarios del gobierno socialista que presidía González, toda una vergüenza en la Europa democrática.
Calvo Sotelo duró demasiado poco en la presidencia del gobierno, lo que le impidió ser un mito. Pero, a pesar de su efímero liderazgo, es el presidente que mejor imagen mantiene. Zapatero y Rajoy fueron demasiado mediocres para llegar a ser mitos, aunque Zapatero fue admirado en la primera etapa de su mandato para, posteriormente, caer con estrépito, víctima de sus torpezas, insensateces y errores profundos, tantos que el pueblo llegó a rechazarle con una furia que sorprendió a su propio partido y que desmoralizó a sus amigos y partidarios.
La política española es de tan baja estofa que quema el prestigio de todos sus líderes. Es lógico, según las leyes de la física y de la química porque de la mierda no pueden surgir perfúmenes ni flores hermosas, sino únicamente porquería.
Ahora, "el caniche del caniche", que según sus amigos hasta ha pretendido sustituir a Rajoy como líder de la derecha, acaba de sufrir un duro golpe con el informe independiente británico, del que quizás no pueda reponerse nunca, lo que representa su ingreso en la concurrida tumba de los políticos amortizados y dignos de olvido.
Francisco Rubiales