María Alejandra Díaz
Un Canon es una norma rectora y en particular de cada grupo humano o nación, un eje, el germen perenne de todo lo sagrado, fundamento de tradiciones, depósito eterno de la doctrina del conocimiento, la tradición primordial, que soportan, sostienen, mantienen el principio de conservación de los seres, su estabilidad y armonía (Guenon).
Como diría el Cnel ruso Kavchkov: Cánones reales violentados ayer y hoy por el imperio del mal: alianza de la corporatocracia mundial, poderes religiosos, financieros, políticos, militares y nacionales, junto a la ONU y sus ramificaciones, nos engañan estafándonos con argumentos tecnocráticos cientificistas en nombre de la bondad y la vida, operación militar estratégica con la impronta viral del COVID 19.
Hoy el anglosionismo, que impuso al mundo el dólar estafa, moneda mundial del Estado Profundo, frente a su caída obliga a países y ciudadanos al imperio del desorden, la anomía, con mentiras, medidas de control y cercenamiento de libertades basadas en una inventada “normalidad”.
Alegando seguridad y protección, ocultando el monopolio del negocio de las farmacéuticas, energías innovadoras, tecnologías informáticas.
Verdadero Anticristo que detrás, con sus vacunas y chips de control, como malévolo fascismo corporativo, se manifiesta.
Los Cánones de justicia, soberanía, libertad e independencia no pueden estar supeditados al control tecnocrático por una protección y seguridad Hobbesiana. Es una aberración y un chantaje. Lo que se funda en el miedo nunca podrá expresar mayor grado de potencia sino lo contrario, impotencia y claudicación.
Develar al anticristo, al saytán global, expresión del poder económico que opera desde las sombras de la iniquidad (Ratzinger) debe ser nuestro Canon humano virtuoso.
Para defendernos en esta guerra híbrida, irrestricta, debemos tener claro qué y quiénes son el enemigo, cómo opera y con qué armas. Hoy su máxima arma es la misma utilizada por siglos: simulacros, mentiras y engaños, no solo desde el dólar ilegal sino la infowar: uso de información viralizada por redes sociales, alegatos de autoridad seudo científica que nos inmovilizan, aterrorizándonos.
Esa es la expresión e intención del mal contra los Cánones reales: extravío del progresismo trastornado, comodidad, facilidad sin virtud, rigurosidad, ni disciplina, estética del perfeccionismo y del confort industrial, delirio de la imagen estereotipada para escondernos que ninguna tecnología debe sustituir al hombre en aras de justificar su aniquilamiento. Ese es el misterio del mal sobre la tierra. El Dajjal (دجال) falso mesías, impostor representado hoy en el Estado Profundo escondido en las transnacionales farmacéuticas y la OMS, su perverso ventrílocuo.
En esta guerra del anglosionismo corporativo privado contra la Humanidad, su finalidad es que nos rindamos y entreguemos nuestra soberanía individual y nuestros recursos minerales, requeridos por sus monopolios para su dictadura tecnocrática. Sin esos minerales pertenencia legítima de los Estados Soberanos, estarían vulnerables.
Oponerles los Cánones reales a la horda satánica del pantano neoliberal que pretende licuarnos como humanidad es un deber inclaudicable. Pues esta expresión de la maldad, “solo puede funcionar si la justicia que en la iglesia corresponde a la escatología, no queda en una mera idea y consigue expresarse equilibrando los planos de la legitimidad y legalidad” (Agamben).
Cánones espirituales, patrióticos, sagrados, desde la tradición, valores y principios ordenadores de la manifestación humana divina, contra el azote de las fuerzas oscuras, al rescate de nuestras raíces, arraigos, creencias, del bien común, la justicia, la compasión, la misericordia, el amor y lo ético.
En Venezuela significa recuperar los hitos fundacionales que nos hicieron ser lo que somos, una República libre y soberana: 1777 Capitanía General de Venezuela, 5 julio 1811, noviembre de 1829 Ley Bolívar de Minas. En nuestra América recuperar, la tradición esencial de los incas, aymaras, caribes, aztecas, sioux que llevamos en nuestro ADN, sumados a los valores republicanos y cristianos que intentan borrarnos hoy.
Es forzoso para la protección de nuestra maltrecha humanidad emplazar a los Estados Nación soberanos integrados en grandes espacios contra hegemónicos, que actúen contra el poderío de la GAFAT (Google, Amazon, Facebook, Twitter), farmacéuticas, la ONU y las multilaterales su brazo ejecutor, los intereses religiosos perversos y su modelo liberal parasitario, economicista y financiarista que pretende disolvernos en la Nube, ocasionando una catástrofe ontológica para llevarnos a la nada del nihilismo. Invoquemos el katechon, (2Tesalónica 2-6) para frenar al anticristo, al misterio de la iniquidad.
No es el fraude cientificista que desprecia los saberes ancestrales mintiéndonos y engañándonos, donde encontraremos el camino para elevar la civilización. Nada desde el miedo conduce a la liberación, tales desviaciones nos conducen a nuestra destrucción. Cuando la herencia del saber tradicional se degrada, el intelecto humano intenta por otros medios desvelar los secretos del mundo (Danielou) pero nunca para ir contra el Canon humano.
Rebelarnos contra la usura, el robo, la injusticia, la mentira, falsedades, traiciones, deslealtades, impureza, envidias, maldades, despreciar al otro, el odio, la pobreza, la exclusión, la corrupción, el desarraigo, males y miserias que afectan nuestro espíritu y nuestro vivir bien. Todo aquello que nos menosprecie, destruya o disminuya no puede ser nuestra meta: defender nuestros saberes, derechos y garantías establecidas en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, son parte de nuestro Canon, todos aquellos que irrespeten estos valores y principios están fuera de él y son nuestros enemigos.
Debemos tomar conciencia y defender los Cánones de la Humanidad, retornar nuestro lenguaje a sus vertientes, conectarnos con la fuente y eliminar cualquier impostura de las palabras, desde allí, desde esas nacientes darle nuevos significados a los significantes.
Salir del laberinto-trampa donde el lenguaje inoculado por los satánicos nos mantiene aterrorizados. Comenzar a comunicarnos realmente con nuestros propios significantes: Nuestros semejantes. En comunidad de los comunes unirnos y elevar nuestra consciencia, sino corremos el riesgo de desaparecer, no sólo la República libre y soberana, sinonnosotros también, aquella raza cósmica que Bolívar avizoró, esperanza de una Nueva Humanidad, no infrahumana ni trashumana.