Día 5
Llegamos al miércoles, a la mitad justa de la Feria. A pesar de algunos deslices –que más que erratas son etarras, porque nos las arreglamos para casi parezcan actos de terrorismo nuestras confusiones con los nombres de los políticos (shame on us, guys) – la cosa transcurre sin demasiados contratiempos. Parece que le cogimos el golpe al asunto. O no. Tal vez simplemente nos hemos vuelto más insensibles y cínicos. Tal vez lo que llaman experiencia es eso, una armadura que el tiempo construye para resistir los golpes que de manera inevitable siguen llegando. Lo cierto es que llegamos al sexto número de El Cañonazo y nuestro cuello sigue intacto.
Claro que esto no significa que estemos plenamente satisfechos; todavía no me convence cómo quedan las fotos impresas, y siempre hay una hora sobre las 3 de la tarde en que nos asalta la ligera angustia de que todos los trabajos no sean entregados.
Hablando de El Cañonazo ayer pasé unos minutos bastante entretenidos en el stand del ICRT. Me entrevistaron en el programa A buena hora, de la emisora Radio Taíno, a propósito de la dinámica del periódico de la Feria. De paso nos regalé al equipo un tema de Aretha Franklin (Respect) y Futuro Inmediato de Santi Feliú. La primera porque ha sido la banda sonora con la que Tamara ha terminado de diseñar El Cañonazo en los últimos días, y la otra porque al pensar en el cierre del diario recuerdo indefectiblemente la muerte de Feliú[1]. Así mismo lo solté en la radio, y creo que me equivoqué en un par de fechas, e imagino que más de un escucha no debe haber entendido lo que dije con mi mala dicción, pero igual me divertí contando un pedacito de nuestra historia.
[1] Supongo que así nacen los ritos, porque alguien cuenta una historia más o menos fortuita en un tono medio solemne y el resto de la humanidad asume que sí, que es una verdad que vale la pena repetir.
Archivado en: Crónica, Cuba, Cultura Tagged: El Cañonazo, Feria Internacional del Libro de La Habana, FILCuba2015