Entre más fatiga se tiene, menos control hay sobre los músculos que producen el habla: estudio.
Ya hay evidencia científica de que la voz humana es mucho más que "el sonido que produce el aire expelido de los pulmones al salir de la laringe, que hace que vibren las cuerdas vocales", como la definen las enciclopedias.
De acuerdo con investigadores de la Universidad de Melbourne (Australia), la voz puede considerarse uno de los mejores medidores del ánimo y la vitalidad de una persona.
El habla, bajo lupa
Desde hace varios años, Vogel se dedica a estudiar la naturaleza del habla y cómo es influenciada por distintos desórdenes y condiciones que tienen un impacto en la integridad del sistema nervioso central, como la depresión, la fatiga y la ataxia (incoordinación del movimiento).
Sus trabajos se centran en medir la frecuencia, la velocidad y otros componentes del habla, para lo que usa tecnologías desarrolladas para adquirir y analizar datos acústicos de forma automática.
Con estas técnicas evaluó algunos componentes del habla, como la duración de las pausas entre una palabra y la otra y el tiempo empleado por una persona para completar una actividad hablada.
Los expertos australianos descubrieron que, a medida que avanza el cansancio en un individuo, este fenómeno se hace más patente en su voz y forma de comunicarse, ya que el habla se va retrasando y se observan variaciones en el tono vocal.
Con base en estas observaciones, concluyeron que tenemos menos control sobre los músculos que producen el habla en función del nivel de cansancio que experimentamos.
El investigador opina que "al analizar el discurso de una persona y cuantificar los cambios que ocurren en su habla, los médicos podrían obtener datos objetivos sobre la capacidad de esa persona para funcionar en un entorno de trabajo y su capacidad para permanecer en estado de alerta".
Ellos han descubierto que expresiones de la sabiduría popular como "tiene voz de cansado" o "se le nota el cansancio en la voz", no son tan subjetivas como se pensaba. Hoy es posible medir el grado de cansancio de una persona a través de su voz.
A medida que menguan las fuerzas de una persona, "esta se va apagando", concluye el estudio publicado en Journal of the Acoustical Society of America.
La investigación, dirigida por Adam Vogel, consistió en observar durante una jornada completa a 18 adultos jóvenes voluntarios, quienes, cada dos horas, debían leer y hablar sobre determinados temas o pronunciar algunas vocales de forma continua.
7 por ciento del significado de toda comunicación se debe a las palabras; 30% al tono, entonación, proyección y resonancia, y el 55% al lenguaje corporal, dice el antropólogo Albert Mehrabian.
¿Qué enferma las cuerdas vocales?
El mal uso de la voz y enfermedades específicas pueden afectarlas.
Las personas que trabajan con la voz (maestros, locutores, voceadores, cantantes, actores, recepcionistas y oradores) son quienes más presentan alteraciones de las cuerdas vocales (allí se produce la fonación), sobre todo si no han recibido entrenamiento para su uso correcto.
Pero carraspear, gritar, fumar (el humo reseca las cuerdas vocales) o tomar (el trago las relaja) también produce disfonía, pérdida de la intensidad, cambios en el timbre, finales de frases cortadas, pérdida de la voz al final del día y dolor. Esto se puede complicar con nódulos (pequeñas masas en la superficie de las cuerdas), úlceras y parálisis. Se requiere tratamiento especializado.
Algunas técnicas de higiene vocal
Limitar el uso de la voz durante los periodos de congestión nasal o alteraciones respiratorias.
No fumar y evitar la exposición al humo de cigarrillo.
No hablar en ambientes ruidosos. No gritar para que lo escuchen.
Acercarse a las personas, hablar en un tono normal y vocalizar para que lo entiendan.
Hidratarse. Beber agua a sorbos mientras se habla o se expone.
Reducir el consumo de alcohol y otros irritantes como el té, el café y las bebidas colas.
No gritar ni toser o carraspear con esfuerzo.
Fuente: efe reportajes. Asesoría Martha Mambrú, Fonoaudióloga Especialista en Terapia Miofuncional y Disfagia/ eltiempo.com