Revista Educación

El cansancio (parte 2)

Por Siempreenmedio @Siempreblog
El cansancio (parte 2)

Octubre, mes de los Nobel. Mes del picorsito. Las barras de bar se agitan con discusiones entre partidarios de Murakami y fervientes detractores. Llegan a las manos los seguidores de Francis Mojica y los que opinan que se está inflando el globo del orgullo patrio. Se recuerda amargamente a aquellos que murieron antes de poder recibirlo (Mendeleiev, Gandhi, Borges) y se insulta a Dylan. La tensión es gruesa y es áspera.

Pues mira, NO.

Como mucho salta la noticia de que una casa de apuestas tiene entre sus candidatos al Nobel de la Paz a Carles Puigdemont (también a Donald Trump o Kim Jong Un) y los de siempre utilizan la coyuntura para sacralizar (aún más) su lucha y los del otro-siempre para cagarse en la Academia (roja y separatista) Sueca (en este caso, noruega). De resto, silencio y ruido. Las dos cosas.

Pero si logras apartar el ruido y la paja puede que te enteres, por ejemplo, de que el premio Nobel de Medicina de este año se ha entregado a dos inmunólogos pioneros, un estadounidense y un japonés, James Allison y Tasuku Honjo. Uno en Berkeley y otro en Kioto y allá por los años 90, estudiando ambos la regulación del sistema inmune (Allison una proteína llamada CTLA-4 y Honjo otra denominada PD-1), descubrieron dos formas distintas pero relacionadas de "apagar" la respuesta inmunológica.

Uno de los principales peligros del cáncer es que no es atacado por el sistema inmunológico del enfermo. Y es así en parte porque las células tumorales utilizan estos mecanismos de apagado mediados por CTLA-4 y PD-1. Haberlos descubierto, conocerlos en profundidad, ha revelado maneras de contrarrestarlos. Así que, aun sin ir a buscarlo (Allison ha reconocido abiertamente que su única intención era saber cómo funcionaban los linfocitos) estos dos investigadores han abierto una puerta grande por la que entra mucho aire fresco en las plantas de oncología: la inmunoterapia.

En 2011 y tras 10 años (¡10!) de ensayos clínicos se aprobó el primer tratamiento inmunoterápico, ipilimumab, para el melanoma metastático. Y en el hospital en que trabajo se está aplicando una inmunoterapia contra el neuroblastoma que empezó a desarrollarse hace 25 años (¡25!) en Nueva York. Y en el hospital Vall d'Hebron se está trabajando en mejorar la terapia del cáncer de mama. Y en el Hospital Clínic de Barcelona se utilizan anticuerpos modificados para tratar leucemias resistentes a la quimioterapia. Y...

Si he de pedir algo será que recuerdes todo esto: los años de trabajo, los millones de dólares y yenes y euros gastados, la cantidad de brazos y cabezas necesarios para desentrañar el funcionamiento del cuerpo; y los años, millones y brazos necesarios para desarrollar con ese conocimiento una terapia. Recuérdalo bien cuando un iluminado te cuente que una planta que un señor cultiva en su huerto, unas pastillas de azúcar y tres respiraciones profundas te curarán de tu tumor porque lo leyó en una web y un libro viejo.

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