Dicen que aquello fue el paraíso, y aquel un tiempo en que la vida fue bella y en cuyo regazo nos mecíamos somnolientos. Un paraíso que aún nos resistimos a dar por perdido. Pero llegó Kant diciendo: “Dormía y soñaba que la vida era bella; desperté y advertí que la vida era deber”. Y desde entonces supimos que estamos obligados a construir la realidad.
