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El capador Oliva

Por Monpalentina @FFroi
El capador Oliva
OLIVA descendía de Villaprovedo. Tenía una moto. Era mujeriego y, según cuentan los vecinos de la montaña "debió hacerse millonario capando cerdos en aquellos tiempos". Pero, quizá, lo que más despunte de esta historia es su enorme sentido del humor, razón por la cual se le recuerda y le traigo a estas páginas. Por ejemplo, sabía diferenciar a sus clientes.

En cierta ocasión fue a capar un toro a Villaverde (la historia me la contaron en la zona de la Peña). Entonces estos animales se utilizaban para arrastrar las vagonetas de la mina. -¿Cuánto le debo? -le preguntó Ibraham, el dueño. -Veinte duros. -¿No será mucho, Oliva? -Sí, pero todos no se llaman Ibraham. ********* Un sacerdote se acercó y le preguntó un día: -¿También trabajas los domingos? -Pues, sí. -¿ y cuántas misas has oído? -y usted, ¿cuántos cerdos ha capao? ******* Los primeros días, después que se capaba, había que cuidar un poco la alimentación. -y ahora, ¿qué le echo yo de comer? -le preguntó una mujer que nunca se había visto en aquel trance. -Hasta otro año que vuelva yo por aquí, nada. ******* Con las mujeres utilizaba cierta guasa, porque a la pregunta de ¿cuánto le debo?, le seguía una contestación en aquellos tiempos muy dolosa, y por consiguiente la exclamación iqué caro!. Pero Oliva, como el padre Apeles, siempre tenía en la manga una respuesta: "Más me cobran a mí por menos tiempo". Muchas anécdotas acumulo de aquel famoso capador, pero dos, quiero destacar aquí. La primera es una frase que, lo más probable es que naciera por su afición a la motocicleta. Cuentan que, Oliva, pausadamente, con una voz de trueno, aseguraba: "Las motos son muy buenas para llegar primero...., el que llega". ' Y la experiencia cumbre me la describe con mucha gracia un tío de Polentinos. Fue en invierno. Había hielo en la carretera y Oliva debió caerse de la moto. La gente del pueblo estaba echando la partida de cartas en el bar y llegó Oliva, abrió la puerta con mucha ceremonia -lo estoy imaginando-, y cuando se hizo el silencio, exclamó: "Sois unos desgraciaos, y lo peor es que hacéis desgraciao al que viene a veros".


Las gentes, Orígenes, 3 Nov 1997

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