Había cierto morbo en la ceremonia de la recepción del cuerpo diplomático en el Palacio Real. En el ambiente se recordaba la mala imagen que el Rey había dado el pasado 6 de enero en la fiesta de la Pascua Militar.
Esta vez con una bombilla más potente y en el mismo atril de entonces, leyó puesto en pie el discurso sin titubeos, los folios que le preparó el Gobierno de España.
En dicho discurso, dijo, entre otras cosas: "En la reunión del G-20 en 2012 en los Cabos, la pregunta era cuándo España iba a ser rescatada, en la de 2013 en San Petesburgo ha sido cuándo empezaría a crecer".
Como es habitual en esta ceremonia, el decano del cuerpo diplomático, el nuncio Renzo Fratini, en su discurso recordó que la profunda y dolorosa crisis económica y social, no está superada y por supuesto alabó a los españoles que son los que se han llevado la peor parte con muchas penurias y sacrificios y también le echó una mano al Rey (que le escuchó sentado) y dijo: "Estamos convencidos de que su liderazgo y buen hacer son indispensables para un presente tranquilo y un futuro próspero". Vamos que de abdicar en su hijo Felipe, nada de nada.
En la alocución del Rey, subrayó: "Aunque subsisten problemas muy graves, especialmente el paro, hay motivos para el optimismo". Se nota que el discurso se lo escribe el Ejecutivo (que por cierto le escribe todos sus discursos excepto el mensaje de Nochebuena) y no pudo de dejar de resaltar ante 140 embajadores del mundo, que los capitales habían regresado a nuestro país. Si, que el capital había vuelto.
Debe de ser verdad a juzgar por el entusiasmo demostrado por el presidente del Banco Santander, cuando dijo no hace mucho, que el dinero llegaba a espuertas.
De todas formas se olvidan de la verdadera cantidad de dinero que existen en los paraísos fiscales.
Seguro que estos dineros no son el capital que ha vuelto.