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Con el aroma del cine de aventuras más clásico, pero también una película a la que el paso del tiempo ha perjudicado. Muchas escenas e interpretaciones resultan añejas y más cercanas al cine mudo que al sonoro por lo que no resiste la comparación con argumentos y personajes similares sobre la piratería que se han hecho después. En caso de verla conviene ser consciente de esas carencias para disfrutarla en su justa medida, como un relato de evasión de otra época, con un blanco y negro irregular, profusión de decorados que se notan y mucha gesticulación en los actores. En cualquier caso y pese a ello siempre es interesante ver a Charles Laughton.