El capitán nemo

Me sumergí un en el enigmático mundo del Capitán Nemo y devoré todos los libros de Julio Verne. Hundí mi raíces sin darme cuenta en la Ciencia Ficción, esa que ahora se ríe de casi todos nosotros porque nos ha superado en muchos aspectos imaginables. Bajo el mar o escondido en las entrañas de la "Isla Misteriosa", la Ciencia es la naturaleza misma de la existencia del Hombre, y sin embargo, éste se deja seducir por pseudos sermones místicos que hablan del Cielo y de la Tierra sin demostrar su existencia y achacando a la fe más estricta tal creencia imaginaria. Un personaje sublime que se avergonzaría sin duda de esos que ha gastado hasta la saciedad dinero con tarjetas sin límites y después han llorado como "niñas" (sin ánimo de ofender, como simple expresión desfasada, también pongan "como cínicas mierdas que son") para que el Estado les rescate con dinero público y nos embargue el futuro. Si los bancos fueran barcos, cómo desearía que el "Nautilus" los ensartara y los mandara a las profundidades para que calamares gigantes se los comieran. ¡Pero, oiga, que algunos han devuelto el dinero! ¡A la cárcel, capullos! Pero me olvidaba que aquí en este país no va a la cárcel ni el tato, y mucho menos dimitir.  Me siento tan estúpido ante el mundo como el olvidado "Capitán" que ni conocen los estudiantes de ahora. La Ciencia se derrite en un país de GH15 que prefiere un mierdecilla de polvo entre sábanas a una peli o vídeo porno. Jo, este domingo no se merecía terminar así, porque no tiene la culpa. Lo siento, hermoso Domingo de otoño.