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El CapitolioMiguel Ángel, una de las máximas figuras de la historia del arte y maestro indiscutible del renacimiento italiano, acometió a comienzos del siglo XVI las obras de reconstrucción de los edificios de la plaza del Capitolio, sede del gobierno de la ciudad de Roma desde la edad media. En este fragmento se explica el planteamiento y la evolución de este proyecto arquitectónico.Fragmento de Arquitectura en Italia 1400-1600.
De Ludwig H. Heydenreich y Wolfgang Lotz.Capítulo XXII.El desarrollo de los planes de reconstrucción del Capitolio no se ha elucidado nunca satisfactoriamente. En las fuentes, el nombre de Miguel Ángel no aparece hasta 1539, cuando se colocó la estatua de Marco Aurelio y se construyó bajo Santa Maria in Aracoeli un muro de contención. En 1544, se añadieron al transepto de la iglesia una logia de tres crujías y un tramo de escalera, para poder entrar así directamente desde la plaza, ya que la iglesia se utilizaba también para las ceremonias religiosas oficiales. Poco después, se comenzó la doble escalera situada delante del palacio del Senatore y, entre 1550 y 1553, se construyeron junto al dei Conservatori una logia de tres crujías y una escalera. Es evidente que este sistema de tres grandes escaleras se ejecutó de acuerdo con un proyecto homogéneo que existía ya cuando Miguel Ángel colocó en su sitio la estatua ecuestre y es probable, aunque no está probado, que figurasen en dicho proyecto las modificaciones de los dos palacios.La última etapa de las obras, que dio a la plaza su forma actual, se inició en 1561, es decir, tres años antes de la muerte de Miguel Ángel, cuando el papa Pío IV destinó al proyecto los fondos necesarios y ordenó una restauración completa del palacio del Senatore. Se volvieron a cambiar el pedestal y el emplazamiento de la estatua de Marco Aurelio, se construyó la balaustrada que discurre a lo largo del lado occidental de la plaza y se erigió (1563) una nueva fachada en el palacio dei Conservatori. Un amigo patricio de Miguel Ángel, Tommaso dei Cavalieri, se encargó de las obras del palacio del Senatore, mientras que los planos del palacio dei Conservatori los hizo el arquitecto Guidetto Guidetti «de acuerdo con las instrucciones de Miguel Ángel». No cabe duda de que las obras encargadas por Pío IV se basaban en un proyecto global de Miguel Ángel, que probablemente sea el que ha llegado hasta nosotros a través de los grabados de Etienne Dupérac, publicados tras la muerte del artista. En dichos grabados aparece la leyenda «quod S P Q R impensa ad Michaelis Angeli Buonaroti eximiti architecti exemplar in antiquum decus restitui posse videtur». Los grabados, como es lógico, difícilmente se pueden considerar una reproducción exacta de un dibujo de la mano de Miguel Ángel, pues, por lo que sabemos, en ninguno de sus edificios el artista materializó sus ideas en un diseño definitivo. En cualquier caso, Dupérac trató de combinar las partes reconocibles de los edificios todavía inacabados con lo que sabía o sospechaba de las intenciones de Miguel Ángel. De lo que no cabe duda es que reflejó fielmente en sus grabados los rasgos más destacados del proyecto.La explicación más sencilla de las discrepancias entre los grabados y los actuales edificios radica en que quedó a juicio de los sucesores del maestro suplir lo que éste no había indicado. Los grabados de Dupérac sirvieron seguramente de guía para las partes construidas posteriormente.La fachada del palacio dei Conservatori se completó en 1584 y la del palacio del Senatore alrededor de 1600. El arquitecto ejecutante fue Giacomo della Porta. La antigua torre del segundo de estos palacios resultó dañada por un rayo en 1577, siendo reconstruida por Martino Lunghi, en 1583, en el lugar previsto por el proyecto de Miguel Ángel, aunque no de acuerdo con el diseño de éste. En esos mismos años, Porta concluyó su trabajo en la cordonata, la rampa con balaustrada que conduce a la plaza. El edificio llamado Palazzo Nuovo, el «duplicado» del palacio dei Conservatori, no se construyó hasta el siglo XVII, concretamente entre 1603 y 1654.Fue en los palacios del Campidoglio donde el denominado orden colosal apareció por primera vez en la arquitectura civil del Renacimiento romano. Las ocho grandes pilastras de los dos cuerpos del palacio de los Conservadores se alzan para sostener la cornisa independientemente de la división horizontal creada detrás de ellas. Las columnas y cornisas de las logias de la planta baja forman un sistema secundario respecto del anterior. El orden colosal soluciona de modo simple y radical un gran problema que había preocupado a los arquitectos desde la época de Alberti, a saber, cómo combinar el sistema antiguo de columnas o pilastras y cornisas con la división en cuerpos de un palacio moderno, con sus ventanas e hiladas voladas, de modo que los elementos verticales que se alzan desde el suelo soporten la cornisa de la misma manera que lo hacen en la arquitectura clásica. Como muestra el dibujo, las pilastras son la parte delantera de unos pilares cuyas separaciones se corresponden con la sucesión de las salas de la planta baja. Los tabiques divisorios de éstas se combinan con los pilares para formar un sistema uniforme de muros sustentantes que recuerda la estructura de los edificios de hormigón modernos. La construcción era tan estable que permitió a Miguel Ángel dotar a la logia de la planta baja de una cubierta adintelada. La techumbre de cada crujía se apoya en cuatro columnas, de las que dos están en la fachada y las otras en el muro posterior. Estas columnas, junto con los tabiques divisorios de las salas adyacentes, constituyen el «armazón» de la planta baja. No obstante, cada crujía de la logia es una unidad estructural prácticamente independiente insertada en el orden colosal. La función de ambos órdenes queda perfectamente reflejada en la fachada. Las pilastras y la cornisa de remate se encuentran en el primer plano; la fila de pilares que aparecen a izquierda y derecha de las pilastras gigantes, en el intermedio, y la hilada volada de la planta baja y el paramento del piso principal, en el posterior. La cornisa sostenida por las pilastras no tiene vuelo respecto a ellas, y por otro lado, la del orden menor une los pilares entre sí, haciendo que éstos absorban el arquitrabe de la planta baja.Al igual que en la sala de lectura de la Laurenziana, el material utilizado en los elementos de apoyo es distinto del de las superficies no sustentantes. En las pilastras, columnas, cornisas y pilares se utiliza travertino, y en el resto, ladrillo, por lo que en lugar del acusado contraste entre elementos gris oscuro y superficies blancas, tan característico de Florencia, aparece el menos intenso que forman el gris claro y el rojo del ladrillo típicos de Roma.En el edificio de tres cuerpos del palacio del Senatore, Miguel Ángel trató la planta baja como si fuese el basamento almohadillado del orden colosal. Las pilastras de éste forman una especie de pantalla que oculta el edificio antiguo (conservado en gran parte detrás de la fachada): no tienen función estructural.La doble escalera que conduce a la planta principal se eleva por delante de la planta baja, por lo que no interrumpe las grandes pilastras. Esta escalera y la elevada posición del orden colosal son expresión del status del palacio del Senatore, que se alza por encima de las fachadas de los edificios contiguos haciendo que éstos parezcan «estar a sus pies». El visitante que llega al Capitolio por la cordonata, ve la estatua ecuestre y, detrás de ella, el alto pórtico del palacio del Senatore.En la planta, las fachadas del palacio dei Conservatori y su «duplicado», el Palazzo Nuovo, forman ángulos y agudos con la del Senatore, y obtusos con la balaustrada de la cordonata. Así pues, la forma de la plaza es un trapecio, fruto del mantenimiento de las fachadas de los dos edificios antiguos. Sin embargo, la estricta simetría de los palacios gemelos, que es, junto con el orden colosal, la auténtica innovación del proyecto, hace que a primera vista perciba la plaza como un rectángulo.Como muestran los grabados de Dupérac, Miguel Ángel había planeado tres anillos concéntricos de escalones ovalados que descendiesen hacia el centro de la plaza y que el dibujo del pavimento limitado por este óvalo irradiase en forma de estrella desde el pedestal de la estatua. Debido a la combinación de las formas ovalada y trapezoidal, las enjutas de la segunda parecen del mismo tamaño, lo que crea que la ilusión de que el trapecio se vea como un rectángulo. Además, como el eje longitudinal está a escuadra con el palacio del Senatore y la balaustrada de la cordonata, el observador cree que el eje transversal forma también ángulo recto con las fachadas de los palacios laterales, y de ahí que éstos parezcan paralelos. Así pues, la decoración ovalada del pavimento impide al observador advertir la forma trapezoidal «irregular» y le obliga a ver la plaza como una figura regular, es decir, como un rectángulo.La decoración del pavimento cumple otra función perfectamente clara. El gran óvalo que contiene el pedestal igualmente ovalado y las líneas decorativas que tienen su inicio final en éste hacen que la estatua parezca más grande de lo que es. Esta magnificación ficticia es una característica del Miguel Ángel escultor. «Monumentalizando» la escala de la estatua, es decir, adaptándola a la de los edificios circundantes, la representación del emperador romano se convierte en el auténtico tema de la composición. Además, las otras estatuas relacionadas con el proyecto, tales como los dioses fluviales de la escalera del palacio del Senatore y las figuras de la balaustrada, quedan integradas en el esquema general.La reconstrucción del Capitolio llevada a cabo por Miguel Ángel ocupa un lugar sin igual en la historia del urbanismo. El emplazamiento del conjunto arquitectónico en la histórica colina del centro de la antigua Roma era único. La plaza no tiene antecedentes ni sucesores. La Piazzetta de Venecia y el Campidoglio son dos de los más maravillosos y espléndidos ejemplos de plaza mayor italiana. Cada uno de estos recintos está delimitado por fachadas relativamente uniformes, lo que hace de ellos una especie de «plaza-salón». Por otro lado, la antigua estatua del emperador sirvió de modelo de todas las figuras ecuestres que se erigieron en las principales plazas de Europa desde mediados del siglo XVI hasta el XIX.Fuente: Heydenreich, Ludwig H. y Lotz, Wolfgang. Arquitectura en Italia 1400-1600. Madrid: Ediciones Cátedra, 1991.