Publicado en ValenciaOberta.es
Ya tardaban las autoridades incompetentes en el asunto es insinuar una remodelación del carné de conducir por puntos, como nos cuentan en este digital. A muchos de nosotros estas cuestiones no nos pillan por sorpresa. Una de las máximas de cualquier gobierno al uso es plantear soluciones que no funcionan y una vez testado que efectivamente esto es así, que la ocurrencia de turno solo es un sacaeuros, volver a plantear algo parecido, que tampoco funcionará, sin realizar un análisis serio, en base a datos, de forma medianamente científica. Ahora vendrá el quantitave easing II del carné por puntos. Ni imprimir billetes sirve para nada, ni el carné por puntos ha tenido influencia real en su pretensión inicial. Entiéndase que esta pretensión, al menos sobre el papel, era rebajar los accidentes y las muertes en nuestras carreteras. A poco conspiranoicos que sean ustedes llegarán a la conclusión de que el único fin era coartar nuestra libertad a base de regulaciones y multas.
Lo curioso del tema es que los propios cabecillas del asunto te proporcionan los datos para acabar con sus teorías. Aquí presento un gráfico realizado por mí mismo, pero cuyos datos se han extraído de los anuarios de siniestralidad que la DGT tiene en su página web. También dejo las tablas, al final del artículo, por si alguien se quiere dar el gusto de comprobarme.
El carné por puntos se instauró en 2006 y desde entonces hasta ahora la tendencia en el nero de accidentes sigue la de los años anteriores y pronto vuelve a subir. Por otro lado, el número de muertes sí que mantiene la misma tendencia descendente de los últimos 40 años pero sin ninguna influencia ni cambios significativos a partir del año de la cosa.
Factores como la mejora en las carreteras o en los vehículos parecen, a la vista de los gráficos mucho más importantes, de hecho, en la propia documentación de la DGT se puede comprobar que la siniestralidad es mucho mayor y con peores consecuencias en carreteras secundarias. Esta circunstancia si se airea frecuentemente para reclamar más inversión, claro.
Sumen ustedes dos y dos y verán lo que digo. Las soluciones que propone el Estado, coartando la libertad de los ciudadanos y ocasionándoles gastos y perjuicios, no conducen más que al engrosamiento de la recaudación. Lo normal es la persecución del conductor medio en este caso, por el mero hecho de serlo. No se aporta solución real y no hacen más que complicarnos la vida. En este caso, como en tantos otros, la tecnología traída por los fabricantes privados es un factor fundamental. Podrían acaso apuntarse el tanto, al menos de boquilla, de que las carreteras las hace el Estado, bueno las hacen empresas privadas de esas que cohabitan con el gobierno, por lo que ese gol es claramente en fuera de juego. Así pues ellos a lo suyo. Recaudar.
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