Desde que los hombres han dejado de escribir cartas de amor, los carteros han dejado de repartirlas.
Ser cartero ya no es tan bonito como antes.
Me contaron una vez que un día un solanero marchó a Madrid y todos los días escribía una carta de amor a su novia.
Todos los días el cartero de La Solana llevaba una carta a la casa de esa chica.
Y esa chica se casó, dos años después.
Pero con el cartero de La Solana.
Luis Cercós (LC-Architects)
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