Revista España

El Casino de la Reina

Por Manugme81 @SecretosdeMadri

Este es un parque relativamente conocido por los vecinos del barrio de Embajadores pero de cuya existencia muy pocas son conscientes más allá de los límites del propio barrio. Su historia no puede ser más intensa. Empezamos por decir que estos terrenos pertenecieron en su origen a los clérigos de la cercana iglesia de San Cayetano. Sin embargo, durante la ocupación francesa este solar les fue arrebatado a los religiosos y terminó en manos de Manuel Romero, ministro de Justicia de José Bonaparte, por lo que se le llamó 'La Huerta de Romero'. Tras la apresurada marcha de los franceses, es el propio Ayuntamiento quien lo adquiere por 900.000 reales para regalárselo a Isabel de Braganza, segunda esposa de Fernando VII, por su embarazo. Causa por la cual se le llama desde entonces Casino de la Reina.

Aunque la reina no pudo disfrutar mucho de este espacio, ya que falleció un par de años más tarde, sí que le dio tiempo para hacer reformas a sus gusto, como poner jardines paisajísticos, fuentes, una noria y estatuas en torno a una bella finca. Un agradable espacio ideado para descansar, una casa de campo a las que en Italia se les conoce como 'casino', de ahí su nombre.

El Casino de la Reina

Durante el reinado de Isabel II se donó de nuevo al Estado y por él fueron desfilando instituciones de todo ámbito. Por ejemplo, albergó el Museo Arqueológico Nacional hasta 1895, hasta que se trasladó a su sede actual. También pasó por aquí el Instituto Cervantes, la Escuela de Veterinaria o el Asilo de las Cigarreras.

A pesar de su continuo trasiego de manos y dueños, nunca pareció encontrar su propia identidad. Desde hace un tiempo el Ayuntamiento lo abrió como parque público tras un profundo lavado de cara. Ahora lo disfrutan vecinos de la zona de todas las edades, sobre todo en los días de buen tiempo. La enésima oportunidad para un lugar cargado de historia y que, a pesar de su trepidante biografía, continúa siendo todo un secreto de Madrid para muchos de los habitantes de la ciudad. Hay que admitir que a día de hoy, bonito como tal o cautivador, no es, pero su trayectoria creo que merece ser conocida.

Texto incluido en mi libro 'Paseos Secretos de Madrid'

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