Revista Insólito

El caso de los niños índigo: Resuelto

Publicado el 11 octubre 2019 por Belduque
El caso de los niños índigo: ResueltoDesde hace años por varios medios de comunicación se ha corrido el rumor de que han surgido un nuevo grupo de seres humanos con facultades especiales o “superiores” que les hacen muy distintos a los demás. Nos referimos a los denominados niños índigo, niños cristal, niños arcoíris o niños diamante, algo que ha generado ahora el mito de los llamados “adultos índigo”, cristal, arcoíris o diamante respectivamente.
Es lamentable ver como algunos padres de familia, muy mal informados sobre estos temas, irresponsablemente se han dejado influenciar por las ideologías pseudo-místicas y neo-oscurantistas que abundan en las redes sociales y en todo el internet como plagas. Incluso algunos medios de comunicación, con tal de ganar más audiencia, han llegado a difundir estas falacias sin la más mínima ética, a pesar de su falso contenido.
Vayamos desde el inicio. Según los promotores del mito de los niños especiales o “nuevos seres de luz”, los niños índigo tienen una serie de atributos psicológicos superiores a lo normal con un inusual patrón de comportamiento. Incluso aseguran que pueden desarrollar “poderes mentales” como la percepción extrasensorial, la psicoquinesis o la denominada hiperestesia que es una sensibilidad corporal aumentada en sus sentidos físicos. Se dice que tienen mucha creatividad e ingenio por encima de lo ordinario, pero siendo honestos, casi todos los niños normales, sanos, comunes y corrientes, presentan esta característica, es parte de la naturaleza humana en esa etapa de desarrollo.
El mito de los “niños índigo” fue inventado por una supuesta “parapsicóloga” llamada Nancy Ann Tappe, quien afirmaba que podía “ver las auras de las personas”. Los seguidores de este mito aseguran que los niños índigo poseen una supuesta cualidad especial en su glándula pineal, lo que les permite interactuar con el medio ambiente de una forma más certera que las personas comunes, sin dejarse llevar por las emociones, pero de esto no existe ninguna evidencia corroborable, pero en realidad todo señala que es lo contrario a lo que ellos aseguran.
Como dato interesante, la glándula pineal siempre es dibujada por los esoteristas en la frente de las personas, como si se tratara del mítico “tercer ojo”, pero en realidad está a la altura de los oídos.  Lo de ver el aura es algo que ya ha sido refutado ampliamente, incluso con la “cámara Kirlian”, que también ha sido desmitificada, pues se demostró que no fotografían el aura, sino que solo refleja el efecto corona que se produce en objetos conductores de alta tensión y que se manifiesta en forma de halo luminoso alrededor de estos. Los seguidores de este mito dicen que el «aura» de ellos es de color violeta, blanca, multicolor o transparente, y que esto es por su «pureza espiritual», pero esto es algo evidentemente falso.
Los divulgadores, que no siempre son creyentes, del mito de las personas índigo afirman que en ocasiones estos individuos pueden llegar a parecer crueles con otros niños por su “superioridad” (así engañan a muchas madres de familia), pero en la realidad los niños normales también se comportan de esta manera muy frecuentemente, es parte de esa selección natural que ellos practican naturalmente.
Los creyentes de los niños índigo aseguran que pueden ser confundidos con niños que padecen del síndrome del déficit de la atención e hiperactividad (SDAH), pero las evidencias confirman todo lo contrario, que solo son niños con problemas de atención e hiperactividad. Según sus promotores, que normalmente son gente muy negados al diálogo racional, los niños índigo son “rompedores de sistemas”, ya que por su conducta pueden ser considerados como desordenados y distraídos, pues sólo se enfocan en cosas que sean de su interés; pero basándonos en los hechos reales, esto es lo normal en cualquier niño.
Según dicen estos niños se sienten líderes con una gran autoridad y que las expectativas de los índigo, cristal u otras denominaciones son muy distintas a las de los niños y personas comunes, pero revisando estudios que sí hay sobre conducta infantil, todos los niños tienen expectativas distintas según la edad, el ambiente socio-económico en que viven, del desarrollo educativo y de la enseñanza de valores y virtudes que tengan.
Los adultos y niños índigo, cristal, diamante y arcoíris son mistificados como si fuesen “seres de luz” o «salvadores del mundo» que vienen a cambiar los sistemas del mundo, que vienen a imponer un «nuevo orden» basado en luz y “conocimiento”; pero la realidad indica claramente que en realidad, no son más que simples personas como cualquiera, pero si ellos o sus padres no son bien orientados por auténticos especialistas profesionales y honestos, podrían terminar de maneras muy lamentables.
Promotores del movimiento índigo afirman que Albert Einstein, Jesús y otros íconos históricos y culturales fueron niños índigo o cristal en del pasado, para ganarse más seguidores con este falso mito, de lo cual, obviamente, no hay ninguna evidencia real. Todos ellos argumentan que existen unos estudios en la UCLA (Universidad de California, Los Angeles) en donde “se demuestra la existencia real de los niños índigo”, pero lo cierto es que tales estudios no dicen nada sobre ellos, ni siquiera trata sobre los niños índigo.
El artículo está titulado “Clearance of HIV Infection in a Perinatally Infected Infant” en donde la Doctora Yvonne J. Bryson, y sus colaboradores científicos, estudiaron el caso de un niño normal que fue infectado con el virus de la inmunodeficiencia humana (HIV) mientras estaba en gestación, en donde encontraron que a los cinco años de nacido, no se detectaron rastros del virus usando las técnicas médicas adecuadas.
No existe ni un solo estudio científico real sobre niños índigo en los archivos de esa universidad, o cualquier otra, y cualquier persona puede verificarlo, simplemente visitando el sitio de esta universidad y las demás, en su base de datos de archivos científicos, donde verán que todo lo que dicen los promotores de este mito es una falacia. Pero de lo que sí hay, y muchos, es estudios sobre niños con conductas idénticas a las descritas en los índigo, de hecho se ha constatado que solo son niños normales y comunes que padecen de algún tipo de problema emocional y en otros casos alguna deficiencia conductual.
Se dice que los índigo y los demás «seres de luz» pueden activar a voluntad su ADN, pero esto, en la vida real es imposible, pues el ácido desoxirribonucleico es un compuesto químico que tenemos en todo el cuerpo y no puede activarse o desactivarse por voluntad propia. También dicen que sus apodos de índigo, cristal, diamante o arcoíris es definido por su supuesta «alta vibración», algo que nadie ha podido demostrar. Pero esto es normal en cualquier niño bien educado por sus padres y maestros de escuela, no es nada extraordinario.
Los creyentes de este mito, afirman que estos niños son tranquilos, pacificadores, espirituales, de sensibilidad artística y que “buscan el equilibrio en todo y con todo”, y que por eso son solitarios; pero siendo honestos, eso no tiene nada de anormal dentro de la conducta de un niño normal bien portado, como tantos que hay así en el mundo.
Aunque de alguna manera, los supuestos niños cristal serían lo contrario a los niños índigo, pues mientras los niños índigo son de conducta rebelde, hiperactivos, distraídos e insubordinados, los niños cristal se supone que son bien portados, educados, obedientes y sensibles con los demás. Quieren justificar con sofismas conductas que son perfectamente normales en los niños comunes, y que no tienen nada de místico o paranormal. Los supuestos test o cuestionarios para saber si los niños son índigo o cristal son completamente fraudulentos y no tienen ninguna veracidad, sencillamente porque no tienen ningún sustento constatable a ciencia cierta.
Habría que destacar que mientras, por un lado, el factor «índigo» está relacionado en cierta manera con el síndrome del déficit de la atención, por el otro lado, el factor «cristal» está muy relacionado con los trastornos de tipo autista o el síndrome de Asperger, que tienen un origen netamente dentro del campo de la neurobiología y la psiquiatría, y que pueden ser correctamente tratado.
Los padres de familia deben de buscar ayuda profesional con un médico especialista si detectan alguna conducta anormal en sus hijos, pero nunca deben dejarse llevar por su temor y su ignorancia en estos temas, que los pueden arrojar a las garras de los falsos mitos y creencias ilógicas sobre estos temas, por el miedo a no poder aceptar que sus niños tengan algún tipo de padecimiento mental.
Pero deben de saber que con su temor e ignorancia no podrán ayudarlos, necesitan actuar, enfrentar el problema y buscar una solución, pero ya. Los niños merecen ser tratados y atendidos bien por sus padres, aunque muchos no saben como hacerlo, y en su desesperación caen en trampas con tal de justificar o remediar situaciones que se enfrentan en sus hogares. Los niños no necesitan que les inventen falsas cualidades ni facultades paranormales para ser especiales. Ellos merecen ser cuidados con atención y dedicación real.
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