Que conste, de entrada, que me encanta Susan Sarandon. Pero hay que reconocer que a esta señora se le ha ido un poco la olla. Me he pasado la vida oyendo a las actrices quejarse de que en cuanto cumplen cuarenta y tantos años, ya no hay papeles para ellas.
Y no debe ser así, pues Helen Mirren, Meryl Streep, Kathy Bates, Glenn Close, Michelle Pfeiffer, Kim Basinger, Annette Bening, Julianne Moore o Kristin Scott Thomas no dejan de hacer películas. Y eso mencionando sólo a las que recuerdo en este momento que hayan cumplido ya los cincuenta.
Y resulta que la buena de Susan, que tampoco puede quejarse porque no para de trabajar (cuatro películas en 2009 y una más en los pocos días que llevamos de 2010) se lamenta ahora de que quiere hacer, y no le ofrecen ya por su edad, papeles eróticos. Y está muy bien conservada, pero tiene 63 años.
Debe ser que el caso es quejarse de algo.