¡Alabado sea Dios...!
Que las ánimas del purgatorio lo reciban, a la hora de la verdad con misericordia, por la enorme, la inconmensurable estupidez que acaba de cometer el ex big leaguer dominicano Manny Ramírez quien –descubierto irrefutablemente como todo lo que prescribe en estos laboratorios modernos, que rastrean lo mínimo y de un largo tiempo, de “ñapa”.
Las drogas que en el béisbol de las Grandes Ligas se tienen para jamás consumirlas, el hombre decidió comunicarles por escrito al Comisionado y este al club Tampa Bay, que hacía mutis, no por el foro, sino por los diamantes del béisbol.
Francamente, no sabemos de otro caso de suicidio beisbolero distinto a este.