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Revista Cine
El caso Winslow transcurre en la Inglaterra de principios del siglo XX, un momento histórico en el que el concepto de honor era fundamental en las relaciones familiares. Mamet, dramaturgo él mismo, adapta una obra teatral de Terence Rattigan que cuenta la historia del hijo menor de la familia Winslow, que es enviado como cadete al Royal Naval College y allí es expulsado acusado de haber robado un giro postal de cinco chelines. Un hecho en apariencia tan nimio va a desencadenar una ofensiva judicial desencadenada por el patriarca de los Winslow con el único objetivo de demostrar la inocencia de su vástago. Lo más llamativo de todo esto es que al señor Winslow no le importa que su familia se empobrezca para conseguir su objetivo, por lo que pone sus recursos al servicio de la causa. Los periódicos de la época se hicieron pronto eco del caso - estamos ante un episodio histórico real - y desencadenaron un intenso debate en la sociedad británica en el que encuentro algún eco del caso Dreyfus, pues su juzga una decisión polémica del estamento militar, una institución a priori intocable. David Mamet otorga a su versión un sentido muy teatral, desarrollándose casi toda la acción en el domicilio familiar de los Winslow, hasta el punto de que no vemos apenas nada del juicio y a pesar de eso se nos transmite toda la información de lo que está pasando. La película se mantiene muy bien porque Mamet apuesta por la excelente interpretación de todos sus actores. El final es agridulce y lo será aún más si pensamos que seguramente alguno de los personajes jóvenes será engullido por el estallido inminente de la Primera Guerra Mundial.