El castigo de Sísifo visto por un Interim Manager
El pasado 21 de Septiembre tuve el honor de abrir la jornada Foro Ineo: Open Innovation y nuevos modelos de negocio TIC en el Club Financiero de Vigo con un tema que me apasiona y al que estoy dedicando mi actividad profesional: La gestión del cambio.
Bajo el título “Cómo adaptar el modelo de negocio de la empresa a los cambios del mercado”, intenté generar la inquietud y transmitir mi forma de entender una parte del proceso de cambio al grupo de empresarios y
organizaciones citados en ese foro.
Quise rendir un homenaje especial a un empresario que conocí hace unos meses y cuya forma de pensar me resultó interesante y atractiva: José Ramón García, Presidente de Blusens, una de las empresas gallegas con una trayectoria reciente más sobresaliente y cuya aparición ha supuesto una novedosa forma de ver el negocio en donde están operando de forma muy exitosa.
Conversando con él, José Ramón comentaba los avatares de los comienzos de su negocio y cómo habían ido variando su actividad, cómo habían ido cambiando repetidamente su negocio, adaptándose a los cambios en el mercado, y en ocasiones, incluso adelantándose a movimientos del mismo.
En una de las entrevistas que le hicieron en la prensa, el presidente de Blusens resaltaba orgullosamente que “habían sido los primeros en lanzar al mercado ese concepto de empresa” y ello les ha permitido competir exitosamente con gigantes de la talla de Samsung, Phillips o Sony mismamente.
Resaltó repetidamente una idea, que casi era una obsesión para él: “Para ser los primeros…” Y esa expresión aparecía a lo largo de toda su conversación. Se trataba de la necesidad de encontrar los “Océanos azules” antes que los demás.
Y quizás así pueda parecerlo; para él era una obsesión. Y me llamaba la atención que todos conocemos algunas empresas (y bastantes) que alcanzan el éxito y que al contrario de este caso, lo disfrutan plácidamente… mientras duran los tiempos de bonanza.
No sé realmente cómo, pero este recuerdo del empresario gallego, me llevó a otra conversación que mantuve esta vez con un empresario valenciano, Juan Roig, Presidente de Mercadona. Si bien las ocasiones de escuchar y poder hablar con Roig son escasas,
una de las cosas que más me llamó la atención fue el calado de uno de sus mensajes principales que he adaptado al contexto actual: “La semilla del fracaso crece enterrada en la tierra del éxito”
Se trata de un mensaje que me pareció con mucho calado y me llamó mucho la atención. Roig resaltó sin ningún tipo de duda, que el impulso que ha hecho que su empresa en la actualidad facture más que un emblema como ECI, fue que se dio cuenta de que tras los resultados cosechados en los buenos años, su empresa llegó un momento en el que “se
estaba durmiendo en los laureles”, y ello desencadenó los cambios en su negocio que culminaron en el éxito empresarial que todos conocemos hoy.
Por eso me llama la atención el contraste de algunas opiniones de otros empresarios, que distan mucho de la unión de las dos ideas comentadas arriba: “Ser el primero” + “No dormirte en el éxito”.
Estas mentalidades suelen responder mal ante propuestas de cambio en su negocio. Solemos oir expresiones del tipo:
“Entonces ¿qué hemos de hacer ahora?”
“¿Volver a empezar? Pero si me ha ido tan bien…”
”¡Pero con todo lo que me ha costado!”
Ello me recuerda al Mito de Sísifo de la mitología griega. Este mito contaba que…
“Sísifo fue castigado por los dioses a subir una inmensa piedra por la ladera de una montaña hasta llegar arriba.
Cuando llegaba arriba de la montaña, la piedra caía rodando por la ladera y volvía al pie de la montaña.
Sísifo bajaba y volvía a subir la piedra hasta arriba. Cuando llegaba arriba, la piedra volvía a bajar…
Y así día tras día porque ese castigo era eterno…”
La enseñanza de este mito es que nada va a permanecer eternamente. No hay nada que podamos hacer nosotros que no vaya a desaparecer, nada que vaya a permanecer eternamente y mucho menos nuestro modelo de negocio en un mercado tan rápido, tan competitivo y tan cambiante como el actual.
La velocidad vertiginosa con que el mercado global actual se mueve hace que nuestro
negocio está sufriendo la misma maldición que sufrió Sísifo: No podemos
pretender que nuestro negocio se mantenga eternamente estable en la cima de la
montaña. Ya no.
Más rápidamente o de forma más lenta pero queramos o no, nuestro negocio caerá. Y
deberemos volver a subirlo, una u otra vez, con el esfuerzo de cada día, y seguramente con cada vez más competidores dispuestos a llevar su piedra a la cima de la montaña antes que nosotros.
Y la pregunta que fuimos desgranando y debatiendo en el resto del Foro fue… ¿Y cómo hacer para cambiar tantas veces y cada vez más rápidamente?