Revista Cultura y Ocio
La construcción del castillo iba viento en popa. Los sólidos pilares de la base soportaban perfectamente las dos plantas superiores. Sobre ellas irían las torres con sus correspondientes almenas. El artífice de aquella esbelta estructura hacía pequeños descansos para relajar la tensión acumulada. Debía equilibrar bien los muros, calibrar exactamente las cargas que soportarían los suelos, pero todo se vino abajo cuando quiso colocar la sota de corazones sobre el rey de diamantes y el caballo de picas empujó al as de trébol
Texto: Javier Velasco Eguizábal