Revista Viajes
Por José Manuel Beltrán.
Una parte importante de la historia de Irlanda se concentra en sus castillos. Además, el de Trim, en el condado de Meath, ha proporcionado fantásticas escenas durante el rodaje de Braveheart.
Los rayos del sol golpean suavemente, en su atardecer, la cara oeste del castillo. La mayor fortaleza fortificada de Irlanda, con una extensión que se acerca a los 30.000 m2., rememorará en el silencio de la noche los acontecimientos históricos vividos en el pasado. Las aguas del río Boyne rodearán al castillo, aunque no tan caudalosas como antaño, sin que exista ya el trasiego y ajetreo de los barcos que acercaban las vituallas hasta las puertas de sus muros. Procedían directamente del mar, alejado este a unos cuarenta kilómetros de la localidad.
Caisleán Bhaile Atha Troim, ese es su nombre en gaélico, idioma que nos vamos a encontrar en buena parte de los rincones de Irlanda. Trim Castle, en inglés, construido por Hugo de Lacy, es la mejor representación existente en Europa de la arquitectura normanda.
La parte actual más visible y espectacular es la que se denomina Torre del Homenaje. Con una altura de tres plantas, se construye con una base cruciforme en la que se inserta un cuadrado. Hacer vosotros mismos el dibujo: veréis como se forman 20 caras o ángulos distintos de perfecta visión. Muchas fueron las batallas que se libraron en él, entre los invasores anglonormandos y los irlandeses. Escenas del mismo aparecen en la película protagonizada por Mel Gibson, en 1.994, con el título de Braveheart y que, por cierto, a algunos induce a dudas al confundir el castillo como situado en Escocia.
La visita solo se puede efectuar de forma guiada, en grupos de 20 personas, y solo en idioma inglés. En el Centro de Interpretación se proyectan unos audiovisuales que incorporan más idiomas, lamentablemente el español no era uno de ellos. Es curioso como la guía porta entre sus manos una enorme llave de hierro que, por supuesto, es utilizada para abrir la puerta principal de acceso al interior del castillo. Los exteriores, fuera de extramuros, son accesibles de forma gratuita. Se debe atravesar el Boyne, por un pequeño puente y acceder a las ruinas históricas, como por ejemplo el Yelow Steele, un monasterio de 1.368 en el que solo se puede apreciar los restos de su campanario.
Nos hospedamos, y no se si pedir perdón por ello, en un hotel lleno de polémica: el Trim Castle Hotel. De cinco plantas, superior en altura a la del propio edificio histórico, aún cuando separado por una pequeña carretera y una verde explanada que rodea los muros de la fortificación, parece destacar en demasía con el resto del entorno. Aquí estas cosas se llevan muy en serio. Aún así nuestra parada y fonda en este establecimiento fue muy agradable. De ella daremos cuenta en un nuevo artículo.
Desde aquí, dejando a nuestras espaldas este maravilloso conjunto fortificado, nuestros pasos se encaminaron a otro complejo casi mágico donde podríamos observar como se introduce la luz solar en una cámara funeraria. Nos referimos a Brú na Bóinne y te aconsejo la lectura del artículo no sin antes desearte, como siempre, SALUD ciudadano viajero.
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