Revista Historia

El castillo del loco enamorado

Por Gloria

El castillo del loco enamorado

Para unos un loco, para otros simplemente un eterno enamorado. Luis II de Baviera disfrutaba leyendo en su castillo. La luz de las incontables velas que tenía por todo el castillo le proporcionaba un placer fuera del alcance del entendimiento de los que le rodeaban.
Era un apasionado de la ópera en general y de Wagner en particular. De él se enamoró perdidamente.

El rey se acercaba cada noche a Marienbrücke, el puente desde el que admiraba su majestuosa creación. Durante tres meses buscó el enclave ideal para levantar el castillo con el que suspiraba.
En el momento en el que contempló este paraje por vez primera,sus dudas se disiparon: los Alpes eran el perfecto escenario para ello, el telón de fondo para la obra de sus sueños.

El castillo del loco enamorado

El castillo de Neuschwanstein comenzó a construirse en 1868. Durante veinte años proporcionó trabajo a la región pero también vació buena parte de las arcas reales.
Los gastos no le importaban al rey, quería poder tener el castillo idílico en el que disfrutar de sus placeres. Inmerso en sus sueños, se desentendió de su reino.

En junio de 1886, los notables le hicieron saber que lo habían depuesto. Estaban cansados de sus dispendios fruto a su entender de las continúas extravagancias del monarca.
Treinta y seis horas después su cuerpo apareció en el lago de Starnberg.
Dicen que murió asfixiado con su lengua, que se ahogó fruto de su locura. El misterio sigue rodeando la figura del “rey loco”, del monarca que soñaba con ser amado en su castillo de cuento.


 


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