El Castillo Miraflores, observador eterno de Piedrabuena
Me atrevería a afirmar que a día de hoy no existe ningún vecino o vecina de Piedrabuena que no vea diariamente la fortaleza de Miraflores, pues solo elevar la vista supone toparse con su imponente figura en el horizonte local. Todos y todas lo visitan, además de aquellos y aquellas que vienen de fuera, pero en ocasiones se desconoce su origen e historia, la cual no debemos olvidar pues además de ser parte de nuestro patrimonio es un pedazo viviente de nuestra historia local.
Existen pocos datos sobre su posible origen, pero los existentes posibilitan acercarnos a formular dicho inicio. Su levantamiento seguramente sea islámico, concretamente por los bereberes que habían entrado en la Península en el 711, por lo que se estima que el origen se encuentra entre los siglos VIII y XI. Los restos de cerámicas encontrados a su alrededor parecen atestiguar la actividad islámica, pero a falta de una intervención arqueológica no se determina al 100% esta posibilidad, existiendo siempre dudas sobre si puede existir una estructura romana o cristiana anterior (estas dos últimas son bastante menos probables).Los ocupantes del castillo variarían, lo que llevaría a diferentes cambios en su estructura interior. En el siglo XII pasó a manos cristianas durante un breve periodo de tiempo, pues a finales delo mismo siglo (1196) la fortaleza recayó de nuevo en manos musulmanas debido a la famosa derrota cristiana en la batalla de Alarcos en 1195, obligando a Castilla a replegarse y entregar las diversas fortalezas cercanas a la todavía incipiente villa de Alarcos. En esta última ocupación musulmana se reforzó el castillo y alcanzó su máxima expresión arquitectónica y decorativa.En 1212, Alfonso VIII de Castilla reunió un ejército cristiano que alcanzó incluso el grado de cruzada, con intención de atacar posesiones islámicas partiendo desde Toledo. Aquella campaña conocida como Navas de Tolosa, tomó una pequeña desviación en su camino para tomar diversas fortalezas en su camino como la de Miraflores, siendo ocupada por caballeros de la Orden de Calatrava y realizando cambios en su estructura (siendo este último cambio el que mejor se observa a día de hoy). No contamos con información sobre si la incorporación del castillo al bando cristiano necesitó de un asalto armado o de una rendición negociada con los defensores.La plaza sería abandonada definitivamente en el siglo XV, pues estar situado a 741 metros de altura y contar tan solo con un perímetro de 166 metros² no permitía adaptarse a las nuevas situaciones agrícolas y de vías de comunicación en la retaguardia cristiana. La frontera con el mundo islámico había avanzado, quedando la zona calatrava en una zona menos belicosa y de menor exigencia a la hora de mantener un control visual del terreno circundante, y más si tenemos en cuenta que establecía contacto visual directo con el castillo de origen templario de Benavente (Alcolea) y Alarcos, y ambas ya estaban en una situación de declive. La población se emplazaría en la actual localización de Piedrabuena, en una zona más llana donde ya existía actividad.Así quedaría la recia fortaleza, observando Piedrabuena desde su altura y resistiendo a los estragos del tiempo. Su emplazamiento lo convertiría en solo un elemento más de fincas, pasando su propiedad a manos privadas y su posterior compra pública con lo que pasaría a formar parte del patrimonio y estar sujeto a la legalidad. Gracias a esto último el castillo ha podido conservarse, pues estando en manos privadas sufrió un indiscriminado saqueo con excavaciones no oficiales que no ayudaban a su conservación y perdiendo los objetos de interés que podría contener. La erosión se había apoderado del castillo dejándolo en una situación de deterioro muy avanzado, pero la intervención que se ha realizado durante el verano de 2013 ha sido de suma importancia para su conservación y frenar su destrucción, a la vez que se ha habilitado su interior para que los visitantes tengan un mejor acceso. No se debe cometer el error de abandonar nuestro patrimonio e historia, abandonándolo a su propio destino y es responsabilidad de todos y todas mantener vivo este símbolo viviente de nuestra historia local. Cometer errores como los que han ocurrido en otros castillos cercanos como el de Benavente en Alcolea deberían tenerse en cuenta, para evitar volver a repetirlos, pues esta fortaleza ha sufrido una destrucción paulatina de su entorno, aldea y capilla, quedando al abandono a pesar de estar protegido por la ley.
Miraflores es un elemento histórico, patrimonial, simbólico y de identidad tanto de Piedrabuena como de la comarca, que a pesar de ser un elemento turístico tiene un valor que puede servir para identificarnos: resistir al tiempo, un tiempo que lo destruye pero al que desafía día a día. Animaros a visitarlo y recomendarlo a todos vuestros conocidos y conocidas para que conozcan una parte importante de nuestra historia.