Llevo días con un pensamiento rondándome la cabeza, entre tanto dorado, regalo y exceso durante la fiestas navideñas me pregunto ¿realmente sabemos en que consiste el verdadero lujo?... La cultura del más grande, más caro, y más excéntrico... está cada día más presente, a pesar de la crisis o quizá como antídoto a ella, no lo sé. El caso es que hace meses que emiten constantemente programas llenos de mujeres millonarias y casas enormes que se suponen que son supercasas... Y lo único que consigo ver detrás de tanto mármol y tanta piel morena es vacío, personas en sus casas enormes, sin ningún interés, decoradas con un ridículo mueble de diseño aquí y allí perdido entre tanto espacio, que nos mira pidiendo asilo... y es que nos enseñan orgullosos esa desolación que se parece mucho a la pobreza de espíritu.
Lo mismo pasa con los jardines de esas casas, largas extensiones de un césped cuidado por una legión de jardineros, mantos de flores que nadie disfruta, espacios sin encanto, exaltación del tener sin entender...
Hoy quiero hacerme eco de la editorial de una revista que ADoro, escrita por Montse Cuesta, y cito ..."metros y metros, cuartos y cuartos, extensiones desproporcionadas que invitán a huir del casoplón en busca de un nido cálido"
Me consuelo viendo las casas que publica en su último número y pienso en el jardín de la casa de mi abuela (pronto os lo enseñaré), lo mucho que me gustaba estar allí, porque tenía alma, sí reflejaba su alma con sencillez, con buen gusto y armonía, ...¿lujo?, sí, la gran vida y la belleza!!!.