La idea original era subir al Cerro Campanario caminando. Nos habían dicho que el trayecto no era tan complicado y que con Tahiel podíamos hacerlo sin problema. Pero justo ese día hacía mucho calor y habíamos llegado al mediodía, la peor hora. Además, cuando Tahiel vio las aerosillas se emocionó y quería subirse a toda costa (siempre que ve algo nuevo quiere experimentarlo). Así que no nos íbamos a negar a su pedido (sobre todo por el calor) y subimos en aerosilla en la estación inferior a 770 metros sobre el nivel del mar. Después de unos 7 minutos ya estábamos en la cima, a 1050 metros de altura. Voy a confesarles que cuando veía lo transpirados que llegaban los que habían elegido la opción de la caminata, no me arrepentí de haberle hecho caso a Tahiel.
Dicen que desde el Cerro Campanario se tienen las mejores vistas de la ciudad de Bariloche y sus alrededores. Dicen que las vistas son espectaculares en todas las épocas del año. Nos falta verla en invierno, pero en verano se ve algo así como lo que muestran las fotos. Digo “algo así” porque las fotos no muestran todo.
En uno de los miradores hay una imagen donde se identifican todos los lagos y los cerros que se pueden ver. Entre ellos están los cerros Otto, Goye, López, Catedral y BellaVista, el hotel Llao Llao, la península San Pedro, la Isla Victoria, los bosques de Colonia Suiza y los lagos Nahuel Huapi y Moreno.
Una vez que llegamos a la cima y después de recorrer el mirador de un lado al otro, nos fuimos a la confitería. En esta caso no es una confitería giratoria como la del Cerro Otto, pero también está vidriada y desde allí se ven unas hermosas vistas.
Como era el mediodía, comimos una pizza que, a diferencia de lo que pensábamos, nos salió lo mismo que en la ciudad.
En la confitería también venden recuerdos y postales. Tahiel eligió las postales que le enviamos a los abuelos y la postal que se autoenvió para guardar en su diario de viaje. ¿Ustedes suelen enviar y recibir postales?
A nosotros nos encanta y tratamos de enviarle siempre una a los abuelos. A partir de este viaje, comenzamos con la colección de postales de viajes de Tahiel. Por ahora, nosotros la escribimos contando cómo él la está pasando y Tahiel la firma. Creemos que es una linda actividad para hacer en los viajes en familia y para no perder esta hermosa costumbre del correo postal.
¡LLEGÓ! Felices con la postal que nos acaba de llegar desde Bariloche porque la elegimos y la escribimos nosotros. ¿Son de autoenviarse postales? ¿Son de enviar y recibir? Mientras elegimos las postales para enviarle a los abuelos decidimos enviarnos una nosotros para sumar a mi colección (que para los que nos leen hace mucho saben que la inició mi papá hace varios años) y para que Tahiel la pueda agregar a su diario. Así que le pedimos que elija una y se inclinó por la de los perros. Yo le escribí unas líneas contando lo bien que la está pasando y él la firmó. Después de firmar también las postales para los abuelos, nos fuimos a dejarlas en el correo. Ojalá podamos seguir con esta linda tradición de enviar y recibir postales. . . #patagoniamagica #tahielviajero #postales #cardpost #bariloche #patagoniaargentina #sorpresa #viajarenfamilia #recuerdos #tradiciones #postcrossing #infanciafeliz #hispanictravelbloggers
Una publicación compartida de Magia en el Camino (@magiaenelcamino) el Feb 27, 2018 at 6:10 PST
¡Buen viaje!
Información útil
¿Cómo llegar al Cerro Campanario?
La estación inferior del Cerro Campanario, donde se toma la aerosilla, se ubica en el kilómetro 17,5 de la Avenida Bustillo. Se puede llegar en vehículo privado o en bus público. El bus que te deja es el número 20, 10 y 51.
¿Cuánto cuesta subir a la aerosilla del Cerro Campanario?
Los precios para subir a la aerosilla son:
– 250 pesos los adultos.
– 150 pesos los menores entre 5 y 12 años (acompañados de un adulto).
– gratis menores de 5 años. Pueden ver las tarifas y horarios actuales en este link.
La aerosilla está abierta de 9 a 18 horas.
– Visitar Colonia Suiza, un día destinado a comer cosas ricas.
– Actividades en el Cerro Otto, más allá de su confitería giratoria.
– Felicidad en estado “camping”.
– Aldea Duende, el lugar donde para ver hay que creer.
– Visita al Parque Nahuelito (o ¿dónde está el tiranosaurio rex?)
– Todos necesitamos un poco de Sur.
¿Te gustó el post? Te invitamos a compartirlo y a sumarte con un Me Gusta en la página de facebook de Magia en el Camino. También te esperamos en twitter acá y en Instagram acá. Gracias!
¿Ya conocés nuestro libro de viajes? Se llama “Magia es Viajar” y cuenta nuestras vivencias por Asia, África, América y Europa. Es una producción independiente y con tu compra nos ayudás a seguir con todo lo que implica Magia en el Camino. Para sumarte hacé click aquí.