El Cerro del Otero

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En las fotografías del Cerro del Otero de principios de siglo se podía ver este montículo desnudo, carente de vegetación, ocupado por dos ermitas una en su parte alta, la de Santa María del Otero, excavada en el cerro, y la de Santo Toribio a mitad del altozano. Ambos santuarios se comunican por empinados senderos que surcan la ladera, a cuyos pies se pueden ver las viviendas de los empleados de los depósitos del agua, una de ellas con escudo municipal. Así estuvo el Cerro del Otero muchos años, hasta que en 1931 el gran escultor palentino Victorio Macho eligió este cerro para instalar su monumental estatua, con una altura de 21 metros, la más alta del mundo tras la de Río de Janeiro. El Cristo, en las fotografías antiguas, se asemeja a un gigantesco Óscar de Hollywood apoyado en el cerro, la colosal escultura domina la ciudad. No pudo elegir Victorio Macho mejor lugar para asentar a su Cristo, Cerro y Cristo son dos símbolos de la ciudad. En el mes de abril se celebra la popular Romería de Santo Toribio, que una vez concluida los palentinos suben a las laderas del cerro para ser "apedreados" por el pan y el quesillo. Tras la pedrea se preparan fogatas para las parrillas y barbacoas de chorizos, torreznos, y es típico después comer caracoles bien condimentados.

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En estos recuerdos sobre Palencia me baso en un artículo que me publicaron en el año 1997, en los periódicos Diario Palentino y el Norte de Castilla, sobre dos libros, también publicados en el año 1997, "Palencia, ayer", y "Palencia antiguo". El primero, selección de fotografías de Miguel Ruíz Ausín y Félix Pollos con textos de Marcelino García Velasco, y el segundo recoge una recopilación de imágenes del fotógrafo Vicente Buzón Conceiro.