Revista Cine
Director: Miguel Littin
Primero que todo, no puedo dejar pasar la oportunidad de hablar del trailer de "Mid90s", opera prima de Jonah Hill que, además de dirigir, también la escribe. En palabras simples, me ha encantado el trailer y la película ya es uno de los imprescindibles de este año, tanto que, si la llegan a estrenar por acá, iré a verla maldita sea. Ese aire, esa atmósfera, toda la vibra tan auténtica y real que te pone la piel de gallina. Además destaca la relación de aspecto de 1.33 y, por supuesto, el claramente haber sido rodada en celuloide (navegando por ahí se confirma que el soporte fue Super 16 mm). Si nos ponemos quisquillosos, podríamos decir que la trama podría derivar en el típico drama de "chico se hace amigo de vagabundos que toman, fuman y hacen actividades filocriminales, y que debe decidir entre su familia o ese estilo de vida que lo encandila", pero para ello habrá que esperar y de momento parece que Jonah Hill va a sorprendernos. El protagonista es el mismo chico que sale en "The Killing of a Sacred Deer" (la de Lanthimos, rodada en 35 mm) y también aparece Lucas Hedges, que a decir verdad en el último par de años se ha labrado una carrera tan interesante como coherente (aunque aparezca en esa nadería hipster titulada "Lady Bird").A propósito, que quede dicho y escrito: Mid90s > Lady Bird. Desde ya.
Ahora bien, hablemos de la opera prima de Miguel Littin. Hablemos de "El Chacal de Nahueltoro".Sin efectismos emocionales, sentimentales ni morales, lo que Littin propone con esta suerte de crónica, angustiante y tan estremecedora como desoladora (sensación que aumenta en intensidad a medida que avanza el metraje, a medida que se acerca el desenlace fatal, la condena y ejecución de un hombre rehabilitado), de uno de los crímenes más comentados de la época (película basada en hechos reales, olvidé decir), es una férrea crítica social y política al sistema chileno y sus mecanismos del poder, y también una poderosa invitación a la reflexión y al intercambio de ideas, y es que el caso del tristemente célebre Chacal de Nahueltoro (interpretado magníficamente por Nelson Villagra, a quien ayer veíamos emborrachándose hasta la perdición en "Tres tristes tigres", acompañado de un excelente reparto compuesto por Luis Alarcón, Shenda Román, Marcelo Romo y Héctor Noguera), campesino alcohólico, antisocial y analfabeto que, en un simple y absurdo arrebato de ira y ebriedad asesina a su pareja, para después continuar con los cuatro hijos de ella, parece ser ideal para poner sobre la mesa no sólo el actuar de la Justicia chilena y sus distintas instituciones (el cariz ideológico de estas), abriendo la discusión sobre, por ejemplo, la validez de la pena de muerte o la autenticidad de la rehabilitación de algún reo condenado por casos especialmente violentos, sino que también el actuar de una sociedad que parece ser particularmente punitiva con clases y estratos socio-económicos menos favorecidos, más abandonados, despreciados, olvidados. Cuántas veces se ha visto desempleados condenados a cinco años de cárcel por robar una gallina en contraposición a algún senador o empresario que cumple sus, ejem, "financiamientos irregulares" recluido, el pobre amigo, en su suntuosa mansión (o, en su defecto, en su casa ubicada en el barrio alto y con todas las comodidades que una persona libre pero pobre carece). Y eso sucede con este hombre, nacido y criado en la dureza y rudeza de la pobreza rural, marcado por la miseria, desde temprana edad sobreviviendo a la suerte de Dios, trabajando en lo que sea con tal de comer y relajarse un poco con un buen trago, motorizado por impulsos primarios, casi atávicos, en donde la violencia es la única solución incluso para curiosas nociones de piedad ("¿Y para qué mataste a los niños, hombre?" "Pa' que no sufrieran los pobrecitos..."), que cuando es encarcelado se educa, aprende a leer, socializa con otras personas, abraza el catolicismo, aprende un oficio y, en resumidas cuentas, reflexiona y adquiere conciencia de sus actos, de sí mismo. Y surge otra pregunta de índole acaso más filosófico: ¿la moral, la "humanidad" es intrínseca a nosotros, o en realidad se enseña? ¿Se puede juzgar alguien que no ha sido educado para ser civilizado?. Y así como Littin no escupe juicios de valor ni moralina barata, acá los invitamos a ver esta película y pensar, cuestionarnos las cosas, pues el tema es peliagudo, claro que sí, no es para gritar lo primero que se nos venga a la cabeza. Si en las noticias vemos un caso similar lo primero que pensamos es que lo metan preso, otros incluso pedirán restituir la pena de muerte, y casi parecería una burla pensar en ponerse en el lugar del asesino, pensar en qué lo motivó, en por qué lo hizo, o más: que el suyo no es un caso aislado y que, en efecto, la responsabilidad es mayor, también es de otros, de gente que, como yo, en realidad no sabe lo que es tener una vida sin posibilidades."El Chacal de Nahueltoro" es una película, rotunda, feroz, elocuente, que no ha perdido ningún maldito ápice de vigencia y que tampoco lo perderá, y que se hará cada vez más vigente en este país gobernado por este gobierno sinvergüenza, mentiroso, peligrosamente conservador y de una ética que brilla por su ausencia que parece querer abrir aún más las heridas de un país aún castigado y lastimado y fracturado por su propia historia. Espero que el amigo de "Werckmeister harmoniak" tenga razón y todos los Trumps y Piñeras y Kasts y Maduros y genocidas Netanyahus y (agreguen otros líderes nefastos de otras geografías) del mundo dejen de oscurecer la mente y el corazón de las personas, se vayan al infierno y el sol vuelva a iluminarnos a todos.Imprescindible. Una experiencia de la que uno sale inevitablemente abatido e impotente, pero pensando, reflexionando y, quizás, si somos lo suficientemente fuertes, fortaleciendo la empatía y la compasión.Pueden ver este tremebundo y portentoso film en este enlace.