Chelsea 2 - PSG
El héroe fue Demba Ba, un delantero insuficiente si se ha de hacer caso a su propio entrenador. A tres minutos del final, un tiro desviado desde fuera del área dejó un interrogante en el aire y el ariete ganó su batalla con el central para llegar antes y marcar el segundo tanto que clasificó al Chelsea.
En realidad, si se le baja el volumen a José Mourinhose ve mejor su equipo. Y el de ayer se mostró, como de costumbre, generoso en las ayudas, fuerte en el cruce, confiando en sus posibilidades. El ADN y el estilo que el portugués dejó en su primera estancia en el club ha continuado pese a su ausencia. Y ya no hay quien les baje del burro: no se entregan, presionan con insistencia aunque con cierto descontrol y tienen la suficiente calidad para ordenarse a partir del balón cuando lo necesitan.
La temprana lesión de Hazard llegó cuando el partido estaba decidiendo la banda sonora. El PSGamenazaba con amenazar y el Chelsea empezaba a asentarse. Una sola ocasión en la primera media hora, un chute muy desviado desde el borde del área pequeña de Eto’o, daba una idea clara de que tipo de partido iba a ser: el PSG defendía muy atrás y el Chelsea tampoco arriesgaba. El partido se iba a ganar en los pequeños detalles.
Se sabía que un gol, el primero del encuentro, iba a cambiar definitivamente el guión. Y cayó del lado del que merecía más. Schürrle apareció por sorpresa en la estática defensa en zona del PSG tras un saque de banda y desde el punto de penalti marcó su primer tanto europeo
El PSG volvió a decepcionar en el momento en que debía dar un puñetazo sobre la mesa. Tiene un once carísimo y lleno de calidad, de esa que otros equipos de élite querrían tener. Pero les faltó personalidad, insistencia, atrevimiento; cosas que no tienen que ver con el balón pero que sin ellas los equipos se empequeñecen cuando toca dar el estirón.
Sin encanto pero sin pausa, el Chelsea mezcló la posesión, con el contraataque, cedía el control para salir con velocidad como en la ocasión de Schürrle en la segunda parte, que repelió el larguero. Los de Mourinho decidían hacia donde iba el partido. Y a balón parado se mostraron también peligrosos: Oscar lanzó al larguero una falta al borde del área. Hasta que la pezuña de uno del Chelsea llegó antes al balón que el del PSG, como había ocurrido todo el partido.