En mi memoria tengo escondido un recuerdo. Es sobre un chico que me ayudó en su momento. Recuerdo que me ayudaba a escapar cada vez que huía de cierta persona. Me llevaba en su carro. Era muy tímido. Ni siquiera sabía por qué yo sentía tanta adrenalina.
Pero me encantaba. Platicaba de muchas cosas interesantes. Y me dejaba lo más cerca posible de mi casa.
Recuerdo que un día se puso lentes. Le dije que nunca lo había visto así. Y le pregunté si usaba gafas porque no miraba de lejos. Y me dijo que era de cerca que no miraba. Que no distinguía las facciones del rostro. (Alguien por ahí me dijo, que quería ver mi cara).
Ese día me abrió la puerta, y estaba muy nervioso. Al colocar los espejos temblaba. Al fin me dejó cerca de mi casa, aún platicamos un momento. Nadie, ni siquiera yo pude imaginar, que sería la última vez que me llevaría. El destino nos separó hasta muchos años después.
Pasaron cinco años y ahora lo vuelvo a ver. Solamente nos saludamos como si fueramos desconocidos. Se paró un momento a mi lado, y yo al verlo me sorprendí, no ha cambiado nada. Pero solo me sonrió y no fui capaz de conversar con él. Y simplemente se fue. Parecía huír. Me emocioné que aún pareciera esperarme. Pero, ¿Por qué huyó? Acaso no se emocionó tanto como yo.
Esta historia, ¿Acaso continuará? Eso solo el tiempo lo dirá.