Polaciones, buena tierra,
pero nieva de contínuo
el que no mata “lechón”
pasa el invierno jodido.
Así lo recordaban los vecinos. Y nosotros lo repetíamos convencidos de su significado. Los cerdos se compraban en la feria para criarlos en casa. Se mataban después de San Martín, y eran el alimento esencial de los montañeses.
El día de la matanza era una fiesta. La botella de orujo y las galletas en la mesa; las mujeres desempolvando las artesas, atizando la lumbre, echando pan al balde donde se recogerá la sangre para elaborar luego las morcillas.
Después la “picatuesta”, que consistía en llevar un poco de carne, tocino y morcilla a los familiares, para que probasen ellos también la sabrosa matanza de ese año.
Las imágenes datan de la primera y segunda década del siglo XX, del periodo 1905-1918, y a través de ellas podemos recrear la dureza del invierno, las tradiciones, las vestimentas, los antiguos edificios… Se trata de imágenes estereoscópicas, realizadas con una cámara de dos objetivos. Froilán de Lózar, Primeras imágenes de Pernía, Editorial Aruz, Julio de 2010.