Título: El cielo de Bombay (The Space Between Us)
Autor: Thrity UmrigarEditorial: Grijalbo (junio 2006)Año de publicación: 2005Páginas: 336
Precio: 5,95 euros
Hay ocasiones en las que se abusa en exceso de un género, de un autor o de un estilo, y eso, a la larga, pasa factura. Es lo que me ha sucedido con la literatura hindú, tuve una temporada en que devoraba todo libro de origen hindú que cayese en mis manos, especialmente si se trataba de sagas familiares, conflictos intergeneracionales, el choque entre tradición y modernidad... Si hubiese leído El cielo de Bombay en aquella época, esta reseña sería muy diferente. Pero, como todos los lectores sabemos, una lectura es algo muy subjetivo, en ella influyen muchos factores, como el propio lector y sus circunstancias o el momento en que se lee, es por eso que las reseñas son algo tan subjetivo. A día de hoy, El cielo en Bombay, aunque me ha parecido una historia bonita y entretenida, me ha resultado repetitiva, y me ha aportado poco, ya que este tipo de historias las he leído ya demasiadas veces. Con este no quiero desanimaros, yo estoy saturada, he leído demasiadas novelas de este tipo, pero para los que aún no os hayáis introducido en la literatura actual hindú, os la recomiendo sin duda. La India es un país fascinante (uno más de mis destinos soñados), y este libro os transportará automáticamente a las calles de Bombay, a sus olores y colores, a sus fuertes contrastes, a la frágil convivencia entre modernidad y tradición.
Vista de Bombay, con Chowpatty Beach en primer plano (Foto: Wikipedia)
Estamos en el Bombay actual, Sera es una mujer viuda de clase media-alta que, a pesar de que adora a su sirvienta Bhima (una mujer analfabeta que vive en una chabola de los suburbios de la ciudad), no puede evitar cargar con un montón de prejuicios sobre la diferencia de clases. Tanto es así que, aunque Bhima se ha ocupado del cuidado de la hija de Sera desde que esta era pequeña, no puede comer o beber en los utensilios de la familia, sino que tiene su propio plato y vaso, y nunca puede sentarse en una silla o en los sofás de la casa, sino que debe permanecer de pie o de cuclillas en el suelo. Bhima lucha porque su nieta Maya no tenga que ser una sirvienta como ella, y gracias a la generosidad de su ama Sera, consigue que vaya a la Universidad. Sin embargo, todos sus sueños se rompen cuando Maya se queda embarazada y se niega a decir quién es el padre de esa criatura que ha roto su futuro. Una historia de mujeres fuertes y luchadoras, madres e hijas, con las diferencias entre castas y las enormes desigualdades entre los ricos y los pobres de fondo, además de contar con todo el colorido que suelen tener estas novelas: la riquísima comida hindú, los mercados al aire libre, las calles abarrotadas, el intenso tráfico... Si no habéis leído literatura hindú, os lo recomiendo, es una historia bonita, que se lee sin esfuerzo y que os encantará si os gustan ese tipo de libros.
Dharavi, una de las zonas de chabolas más grandes de Bombay (Foto: http://www.dharavi.org/)
En mi caso sí hay una cosa que me ha gustado de esta lectura, y es que de todo se aprende algo, en este caso sobre los parsis, una comunidad religiosa que vive en la India y que no conocía antes de leer el libro. En él apenas se nos explica nada, tan solo se apunta que Sera y su familia es parsi, igual que todas sus amistades, y se apuntan algunos datos aislados, por lo que he tenido que investigar por mi cuenta después de la lectura. Los parsis o zoroástricos (Nietzsche tomó a Zaratustra o Zoroastro como personaje literario en Así habló Zaratustra) son una comunidad religiosa que vive en el oeste de la India, principalmente en Bombay, que dicen descender de los persas. También existe una comunidad parsi en Pakistán, aunque menos numerosa. Lo realmente interesante de esta comunidad religiosa es su peculiar rito funerario, consistente en dejar a sus muertos en las llamadas torres del silencio para que sean devorados por los buitres, ya que creen que los cadáveres son elementos impuros y enterrarlos contamina la tierra, quemarlos contamina el fuego y el aire, y lanzarlos al agua, contamina el agua. Una vez que quedan solo los huesos son arrojados a un osario en la parte central del edificio. Las torres del silencio son edificios compuestos por tres círculos, uno exterior para los hombres, otro para las mujeres y el más céntrico para los niños. Un famoso parsi fue Freddie Mercury, cantante del grupo Queen, ya que sus padres eran parsis de la región de Gujarat.
Torres del silencio a las afueras de la ciudad iraní de Yazd (Foto: Wikipedia)
Como veis, hasta de las lecturas que en principio parecen menos interesantes, se aprende algo. Y no, no me he olvidado de que hoy es el Día del libro, Sant Jordi o San Jorge, como prefiráis. Lo importante es celebrar el día de hoy con un libro en la mano, y a ser posible aprovechando para hacerse con más y más horas de felicidad en forma de libro, ya sea comprándolos, o para los que tenemos el bolsillo más ajustado, arrasando en la biblioteca. Para todos: ¡Feliz día del libro!