Revista Cultura y Ocio

El cielo es azul, la tierra blanca. Hiromi Kawakami

Por Mientrasleo @MientrasleoS
El cielo es azul, la tierra blanca. Hiromi Kawakami
     "Oficialmente se llamaba profesor Harutsuna Matsumoto, pero yo lo llamaba maestro."
     No me suelen gustar las historias de amor, pero intuía algo más en esta novela. Por eso me atrajo. Y por eso, hoy traigo a mi estantería virtual, El cielo es azul, la tierra blanca.
     Conocemos a Tsukiko na mujer soltera de 38 años que lleva una vida solitaria, sin amor. Un día se encuentra en una taberna a su maestro de japonés de la escuela y juntos comienzan a compatir vidas y soledades, experiencias: la mujer que se va, el compañero que se quiere acercar... sin saber que eso les va acercando a ellos.
     Resulta interesante que este libro esté escrito por una mujer ya que plantea situaciones peculiares de la sociedad japonesa. La protagonista es una mujer, por un lado liberada, que admite sin ningún problema su soltería, la pasión laboral sin importarle no tener tiempo ni ganas para el amor, y también su afición al sake que la lleva por tabernas en las que apenas comenta que haya mujeres. Una mujer liberada que se rebela contra algunos actos sociales, como el momento en que se turba al negar el acercamiento de un hombre de su edad, pero que sin embargo sucumbe al maestro con el que se encuentra. Sucumbe porque retrocede en todo lo ganado, y lo hace desde esa primera persona, ya que ella es la narradora. Desde los regaños mínimos, como el no saber servir la bebida, hasta temer ofender al hombre al que acompaña en un punto que oscila entre el respeto y el bajar la cabeza más que la mirada. Hay una suerte de rebeldía latente en la historia que lucha con el costumbrismo centenario que resulta francamente interesante.
     La novela en sí habla de esos encuentros que pasan por casuales y que tienen dos personas que parecen negarse la amistad que va aflorando entre ellos, ya que están acostumbrados a vivir en una soledad que reivindican pese a que ya dependan uno del otro. Dos personas que, narrado en la voz de ella, se añoran cuando están un par de días sin verse, y que descubren los sentimientos que pueden aparecer entre ellos, con más extrañeza que ilusión y, sobre todo, con mucha precaución, no sabemos muy bien si porque les asusta a ellos o porque temen asustar al otro. Y ello viene contado de la mano de Hiromi, que lo hace con las palabras justas, medidas como esos haikus que aparecen y desaparecen a lo largo de la novela. Da así la sensación de plasticidad, de hermosura en las letras, que parece ser habitual en la literatura oriental en la que el lirismo se desprende incluso de los títulos.
Una historia de amor, reza el subtítulo de esta novela. Y lo es. Quizás no al uso, no de la forma acostumbrada, pero si es una historia honesta. Más que del amor convencional, lo es del acercamiento, de las barreras, de los ciegos que ven y también de quienes no quieren ver, una historia de los primeros momentos y también de lo últimos, ya que la primera frase nos revela el final, inevitable, necesario. Porque hay historias de amor, que ganan al mirar atrás desde un futuro.
     El cielo es azul, la tierra blanca me ha parecido una novela hermosa, podría decir muchas cosas más, hablar de lo estático de algunas escenas, del ritmo lento, casi una cadencia, pero prefiero quedarme con lo hermoso que cuenta, y también en la forma de contarlo. Echad un vistazo, es diferente.
     Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?
     Gracias.

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