Revista Cine
Ford era un director de cine estadounidense caracterizado por poner énfasis en los “yo interno” de los personajes principales. Para no desentonar con las actuaciones impecables de sus actores, administraba y creaba los paisajes necesarios para que los espectadores disfrutáramos de la trama. El genial director de cine Francois Truffaut dijo lo siguiente acerca de él: Lo que me gusta de su trabajo es que siempre da prioridad a los personajes. Durante mucho tiempo, critiqué su concepción de mujer pero cuando me volví director, me di cuenta que gracias a él una actriz espléndida como Maureen O´Hara fue capaz de encarnar a uno de los mejores personajes femeninos del cine americano. John Ford podría el premio a la “dirección invisible”. El trabajo de cámara jamás es evidente para el ojo. Hay tan sólo unos pocos movimientos, lo suficiente para seguir a un personaje, la mayoría de los planos son filmados desde la misma distancia. Es un estilo que crea una flexibilidad y una fluidez. Con una suerte de ocio de rey, John Ford supo cómo lograr que el público ría… o llore. La única cosa que no sabía cómo hacer, era aburrirlo.
A continuación comparto dos de sus tantas historias acerca de la vida.
Mogambo (USA 1953) cuenta la historia de Víctor Marswell (Clark Gable), un hombre dedicado a la caza de animales en la Selva Africana. A Víctor le gusta la disciplina en sus actos y espera lo mismo de sus trabajadores. Hay algo en él que a su gente le llama la atención, siempre se ha destacado por estar soltero, parece que no le viniera bien eso de estar con pareja. Cuando le preguntan en torno al tema, él responde que no ha encontrado en todos sus años de vida, la compañera adecuada.
Una mañana aparece por esas cosas del destino la Srta. Kelly (Ava Gardner). Ella ha llegado por “amor” a un hindú que le prometió unirse a ella en África, pero la ha engañado y se ha marchado. Pareciera que entre Kelly y Víctor no hubiera química, ambos se tratan mal mutuamente. Ella le coquetea pero él ni caso. Una noche conversan y ella le hace sentir a Víctor que sabe mucho y que le puede enseñar, él se convierte en su “maestro” de la vida y del “amor”.
Para Víctor, la Srta. Kelly es un pasatiempo más, ni bien se entera que uno de sus barcos va viajar llevando animales hacia uno de sus clientes, la despacha a ella en el acto. Kelly se va entre triste y furiosa.
Los problemas empiezan ese mismo día para Víctor ya que llega un barco con una pareja de recién casados, los Nordley. La Sra. Linda Nordley (Grace Kelly) hace honor a su nombre porque es linda y preciosa y bella y todos los sinónimos posibles, el diccionario le queda chico. Los Nordley han llegado a África con el propósito de conocer a los gorilas, Víctor pensaba hacerles un tour simple donde no se visitaran a los gorilas, pero luego de conocer a la Sra. Linda decide que si les va brindar los sueños que ellos quieren. El Sr. Nordley enferma inesperadamente, Víctor conoce de la vida y da con los remedios para su visitante. Es en estas condiciones que se hace “frecuente” de la Sra. Linda y entablan una amistad, para luego perder la cabeza ambos, él uno por el otro.
Víctor se encuentra en una encrucijada. Se ha enamorado por primera vez pero de una mujer casada. ¿Y ahora qué decisión va tomar?
La película de Ford envuelve al personaje de Gable en preguntas sin respuestas, y es que la pasión nubla, todo lo ves perfecto aún a la imperfección que ven otros. Ford se da cuenta que el personaje de Gable necesita un “rescate para salir del pantano” por eso le otorga que la solución para su martirio venga de una conversación con el esposo de su amada. La reflexión lo lleva a quitarse una venda de los ojos y ver la situación de una manera realista, es así que toma decisiones trascendentales para la nueva etapa de su vida que se le avecina.
En “Centauros del desierto” (The Searchers – USA 1956) tenemos una historia ubicada en el año 1868. Ethan (John Wayne) va a la casa de su hermano a visitarlo tras varios años ausente. Sus sobrinos se alegran al igual que su hermano y su cuñada. Sin embargo la alegría no dura mucho, unos indios comanches matan a toda la familia de su hermano cuando él se marcha lejos del pueblo. Se entera que sólo han dejado viva a su sobrina menor, Debbie (Natalie Wood), y que se la han llevado con ellos. Ethan decide ir en la búsqueda de los indios para recuperar a su sobrina. Acompañado del joven Martín Pawley (Jeffrey Hunter) emprende un camino que le puede demandar años, nadie cree que encuentre a la niña, es más quien sabe ya la habrán matado los indios. Ethan confía en que la va encontrar viva, el joven Martín también es un optimista bárbaro y lo acompaña en esta arriesgada aventura.
Ethan aprende en este trayecto de su vida que no hay que odiar a las personas ni tener sentimientos de venganza. Más aprende acerca de la tolerancia, mediante el compartir diario y conversaciones acerca de la vida con el joven e impetuoso Martín. Como dice la frase “el camino de la menor resistencia solo está asfaltado al principio”.