Revista Cine
Usted probablemente dirá "¿el cine que no vimos? ¡El cine que tú no viste!", y tendrá razón. Aunque Atormentado (Take Shelter, 2011), segundo largometraje del consolidado Jeff Nichols (opera prima Shotgun Stories/2007, también inédita en nuestro país) sí se exhibió en México en Morelia 2011 y está disponible para su venta/renta en un DVD de Región 4, la realidad es que, misterios de la distribución, esta inquietante, riquísima y ambigua cinta de Nichols nunca se estrenó comercialmente por estos lares. Yo no la vi en Morelia, de hecho, porque pensé que en cualquier momento llegaría a los cines pero, obviamente, no fue así. En todo caso, la acabo de revisar y me arrepiento profundamente de no haberla visto en pantalla grande. Sobre un guión original escrito por el propio cineasta, he aquí la apacible vida de un trabajador de una minera en algún pueblito de Ohio, Curtis LaRoche (Michael Shannon, ni mandando hacer), que tiene una bellísima y luchona esposa (Jessica Chastain, nada menos), una encantadora hijita sorda (Tova Stewart), una chamba bien pagada con las mejores prestaciones -el seguro se hará cargo de una costosa operación de la niña- y el infaltable compañero de trabajo solidario, borracho y desmadroso (Shea Whigham) que, al inicio del filme, le señala que él, Curtis, tiene una vida perfecta. De improviso, la perfección se irá al carajo. Curtis sufre de pesadillas vívidas -su perro lo ataca y se despierta con un dolor intenso en el brazo-, sueños horrendos -accidentes automovilísticos, unos tipos misteriosos secuestran a su hijita-, alucinaciones -los muebes de su casa levitan, parvadas de pájaros vuelan ominosamente- y hasta oye tormentas eléctricas que nadie escucha. Como su madre (Kathy Baker) fue diagnostica de esquizofrenia paranoide más o menos a la misma edad que él tiene, el temor lo invade: ¿se estará volviendo loco? ¿O no será que en realidad Curtis es una suerte de profeta al que nadie quiere hacer caso? Nichols demuestra un talento notable en varios niveles: en el aprovechamiento de sus modestos pero eficaces efectos especiales -esos cielos oscurecidos con nubes negras, esos pájaros formando figuras en el aire, esa escena de los muebles levitando en ralenti-, en el manejo del encuadre tanto en espacios abiertos como cerrados -véase la escena en la que Samantha (Chastain) se entera que Curtis ha sido despedido-, en su perfecta dirección de actores -Shannon está formidable, pero Chastain igual, en un papel apenas reactivo- y en el planteamiento general de la historia, que no trata solo del desmoronamiento de un buen hombre ante la enfermedad mental que lo está invadiendo, sino de los tiempos inestables -sociales, económicos, ambientales- que vivimos. Así pues, una decisión desafortunada -o una pequeña cadena de ellas- puede echar a perder la vida "perfecta" de cualquiera: un préstamo en condiciones poco propicias, una falta de concentración en el trabajo, un malentendido con el mejor amigo, y todo se puede ir a la fregada. El dinero se agota, la chamba se acaba, la familia queda desvalida y el hombre de la casa -ese ideal tipo estoico, silencioso, chambeador, cálido, que es Curtis- queda convertido en una vergonzosa carga, a tal grado que no puede ni siquiera mirar a los ojos al médico. Acabemos: Nichols ha dirigido una obra mayor sobre los temores cotidianos, sobre la paranoia de todos los días.