Todos, de una u otra forma, amamos el cine. Todos recordamos con mucho cariño una película, a algún actor o algún director. El tan aclamado séptimo arte nos ha brindado una gama extraordinaria de emociones y sensaciones. Pero más allá de todo esto, ¿en realidad el cine sigue siendo arte?, ¿Acaso podemos llamar a la inmensa cantidad de películas que salen cada año obras de arte?. Pues la respuesta es no. Actualmente la gran mayoría de productos cinematográficos no son más que eso, productos hechos únicamente para vender, sin amor alguno por el arte. Es una degradación que puede explicarse mediante la Industria Cultural, término desarrollado por Theodro Adrono y Max Horkheimer (Miembros de la Escuela de Frankfurt). Este término hace referencia a lo que conocemos como le Economía Cultural, es decir, el estudio del comportamiento de la producción y consumo de productos creativos, como sería en este caso, el cine.
Volviendo con el tema central, actualmente hay muy poco contenido cinematográfico que pueda tener la calidad de “obra de arte”, siendo la mayoría un producto sólo con fin lucrativo. Esto se puede ver con la absurda y abrumadora cantidad de guiones repetitivos, con tramas que terminan siendo cliché y con supuestos giros argumentales más que obvios.