Publicado en ValenciaOberta.es
Si en algo tiene razón Echenique es que el sistema laboral español nos hace tremendamente atractivo el trabajar en B. Recuerdo aquella frase, que por cierto estaba colgada en el despacho de un trabajador que cobrada de nuestros impuestos, que decía “No som racistes, volem cobrar en diners negres”. La realidad es que es tradicional es esta España nuestra el aliviar al fisco la pesada carga de nuestra calderilla en sus arcas siempre que nos sea posible.
Cabe pensar que España es un paraíso para los pillos y trúhanes. La literatura de todo el país está plagada de multitud de héroes – o antihéroes, no me llame de usted – que se buscaban la vida a costa de sus conciudadanos más ingenuos. Los casos de corrupción se agolpan en los titulares de digitales y diarios tradicionales. Incluso protagonizados por anónimos contribuyentes que cobran la pensión de los fallecidos mientras se le pase al Gran Hermano.
No obstante, ya en tiempos de Roma decía Tácito, que a más leyes más corrupción. Y en un retorcido repliegue verbal, al que por otro lado son tan aficionados los pedantes podemitas, consecuencia del pensamiento del historiador romano se escudaba el de Podemos para justificarse. Tachándose de humilde, como buen diputado y echando la culpa al jodido sistema que nos oprime. Y que ya ves tú. Ese sistema que no solo defiende, si no que quiere hacer más pesado, costoso y caro. Quizá si el defraudador hubiera sido Rallo o algún otro neoliberal la excusa hubiera tenido sentido, pues nos pasamos el día criticando la intrincada tela de araña tejida por Montoro y sus inspectores para pillarte, el exceso regulatorio del mercado laboral y, en definitiva, poniendo de manifiesto lo que antes mencionaba, que con tanto artículo, cambio, mora, adenda y decreto ley, muchas veces sale a cuenta tomar el riesgo, que hay que pagar la luz.
En los guardianes de la fe estatista, y con eso me refiero a todos los partidos del arco parlamentario y a algún otro no cabe tal excusa. Todos sin excepción abogan por mantener un sistema opresor que roba de una u otra manera el fruto de nuestro trabajo. A cambio, unos servicios de dudoso nivel, unos políticos que cobran siempre más de lo que valen y el sonrojo constante.
Que Echenique sea un cínico, que hace solo dos meses criticaba en público lo mismo que venía haciendo, no quita que no haya dicho algo cierto. Tenemos el sistema que tenemos. Apoyado por (casi) todos en mayor o menor medida. Y casi todos conforman un conjunto de individuos, una sociedad, que asiente entre complacida y asustada, que reclama que sus políticos que guíen su vida a toda costa, y acaba teniendo lo que merece: echeniques, bárcenas, ritas y griñanes. No ya Libertad, ni siquiera amos justos.
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