Aunque es obligatorio también para ellas desde el año 2006, muchas mujeres embarazadas tienen dudas a la hora de abrocharse el cinturón en el coche porque temen que pueda dañar al feto de alguna manera. Por si los datos que había hasta ahora no eran suficientemente convincentes, nuevas evidencias sugieren que tener un accidente sin este elemento de seguridad supone un 2,8% más de riesgo de perder al bebé que si van protegidas.
Vía: El Mundo María Valerio | Madrid Actualizado jueves 23/12/2010
Esta cifra procede de un amplio proyecto de seguridad vial que está llevando a cabo el Instituto de Investigación en Atención Primaria Jordi Gol (Idiap), con sede en Barcelona, y que a lo largo de los próximos meses irá abordando distintas cuestiones relacionadas con la salud del conductor.
Como explica a ELMUNDO.es el doctor Carlos Martín, miembro de la Sociedad Catalana de Medicina de Familia y Comunitaria, "no existen contraindicaciones para ponerse el cinturón si está bien colocado, e incluso para seguir conduciendo hasta prácticamente las últimas semanas de gestación, dependiendo de cada embarazo".
La clave, añade, está en abrocharse la banda sin ponerla por encima del abdomen. Es decir, colocando la cinta horizontal por debajo de la tripa, sobre los muslos, ajustada al máximo sobre las caderas (ciñendo la pelvis). En cuanto a la banda que cruza el pecho en diagonal, la clave está en pasarla sobre la clavícula y entre las mamas, rodeando el abdomen pero nunca por encima de éste.
"Si por mala suerte, la mujer embarazada tiene un accidente, está más protegida llevando el cinturón de seguridad que no llevándolo. Tanto en los asientos delanteros como en los traseros", resume el especialista catalán (en cuyo estudio se estima este riesgo aproximadamente en un 2,8% mayor riesgo de aborto).
Martín también aconseja además mantener cierta distancia de seguridad entre el volante y la tripa (para que no se toquen), que variará según el volumen abdominal, aunque debe rondar los 15 ó 20 centímetros. También se desaconseja desactivar el airbag con la intención errónea de proteger a la mujer y a su bebé.
En cuanto a los hábitos al volante, sus datos señalan que si ya eran conductoras previamente al embarazo, mantienen su hábito; aunque en el caso de las conductoras esporádicas tienden a convertirse en pasajeras, sobre todo en la segunda mitad del embarazo.