El Circo: el juego de la ilusión.
Claro ejemplo de transformar lo imposible en posible, de pasar del sueño a la realidad palpable. El circo con su eterno "más difícil todavía", nos transporta al mensaje de lo arriesgado, lo indecible, tal vez lo inimaginable. Son unas artes escénicas en donde la formación técnicamente milimétrica de los artistas nos lleva a convertir las más extrañas y anodinas ilusiones en auténticas realidades. La ilusión de grandes y pequeños se hace realidad.
Como casi todas las artes escénicas tienen su origen en la antigua Grecia y Roma, resurgiendo en el renacimiento. Era y es un espectáculo en el que tenían cabida cualquier persona con una habilidad especial, tales como saltimbanquis, juglares, magos, humor, domadores, etc. Actualmente aquellos antiguos han dado paso a versiones bastante donde se unifica todas las artes escénicas en una sola. El Circo del Sol creado por Laliberté y Gauthier en Canadá en la década de los ochenta, aúna el espectáculo y magia escénica, con la ausencia de animales.
La magia del circo, proviene de un esfuerzo contínuo en la perfección por la técnica, ya sean bailarines, acróbatas, trapecistas, payasos, domadores, bailarines, da igual que genero elijamos en el circo no caben dudas, el circo no concede espacio al "vale". En el circo ha de ser milimétrico, sino no hay magia. Es el cuerpo la herramienta de trabajo, y cuando se trata del más difícil todavía para transformar lo imposible en posible, siendo nuestros mismos los que entramos en juego, no se puede dar concesión a las medias tintas.
Es sólo accionando a base de técnica, y mucho esfuerzo y constancia como se conseguir crear la magia, hacer palpable la ilusión y vivir así una experiencia única e inigualable. Aprendemos no sólo a vivir a través de los valores del compañerismo y la amistad, sino a saborear el agradecimiento del esfuerzo, de la constancia o tenacidad. Y probablemente la observación y perfección nos convertirá en seres que valoran más aún el detalle.