El tema es de Gales, lo que me hace suponer que jamás habría pensado ella que éste tema me sirva de reivindicación. En un momento en el que la derechización del primer mundo es casi total. En España la estamos viviendo de una forma dramática. Las políticas neoliberales de ese gobierno que se llama así mismo socialista y que intentan acallarlas con sus socios preferentes, los medios de comunicación, intentando desmovilizar a los trabajadores, son un ejemplo.
Hacer el ridículo más espantoso al tachar de etarras a una gran parte de la ciudadanía vasca, es otro. Cada día tengo más la sensación de una regresión y esto a lo que llaman democracia y no lo es, a lo que más se parece es al franquismo. Cuasi vivimos en una dictadura disfrazada de “otra cosa”.
Por eso, hoy, recuerdo dos canciones, las dos de Lluis Llach, canciones con las que he crecido, canciones que he vivido.
Aquí os dejo la traducción que hay en la web del autor:
Si me haréis callar
que sea ahora,
ahora que os puedo decir no,
y nada tenéis con que comprarme.
Que no quiero esperar.
que sea ahora.
Ahora que puedo sentir
el peso de tanto horror.
Que no me duele
tener la boca cerrada,
sois vosotros quien ha hecho
del silencio palabras.
Que no quiero esperar
que el tiempo enmohezca el arma,
que no quiero que el miedo
disponga de más tiempo para vencerme.
Si me haréis callar
que sea ahora,
ahora que tengo las manos
para cambiar de guitarra.
La otra no es que sea una canción sin letra, de hecho es una canción con una letra de lo más conocida. Sí hablo de L’Estaca. Pero para mi, es un símbolo de las canciones sin letra, es un símbolo de cómo la censura del régimen se cebaba contra la voluntad popular. Y es a lo que me ha recordado la prohibición de la manifestación del sábado.
Ya lo he contado en otras ocasiones, pero ésta no será la última, creedme. Tenía yo unos 7 años. Mi madre, mi tía me llevaron a un concierto de Lluis Llach, corría el 77. Lluis tenía todos los permisos, pero cuando estábamos allí, le prohibieron cantar la canción, sólo se la dejaron tocar. Y la cantamos todos los que allí estábamos, con los mecheros en alto y a voz en grito. Quisieron dejarle sin voz y lo único que consiguieron es unir las nuestras.
Y cómo no tengo el vídeo de aquel momento, pongo esta, con letra y voz pero que me encanta.
Por cierto a cuenta de esta canción “amenazo” con un post basado en este artículo de Álvarez-Solís.
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