Revista Cultura y Ocio

El Club de los Estrellados

Publicado el 12 julio 2011 por Brisne @Brisne72
El Club de los Estrellados
"Luego llegará la noche. Cuando el sol se ponga y la luz se extinga, planetas, estrellas, galaxias y enormes masa gaseosas ocuparán su lugar en el firmamento a la espera del siguiente amanecer. Son las mariposas de la noche, las polillas del cielo".
Miro al cielo y veo la luna. Una polilla revolotea a mi alrededor. No es una de esas gordas y asquerosas, es liviana. Se posa sobre "el club de los estrellados" y me hace pensar en el libro recién terminado, en las mariposas noctámbulas que llenan el libro; en Francho y su metamorfosis de cartero a Drag Queen; en su amigo, un camarero sin nombre, que nos cuenta otra historia; en Hortensia y su lucha por la vida; Chelo e Irene, dos caras de la misma moneda.
Porque en el Club de los Estrellados nos encontramos con personajes que se van estrellando contra la vida, contra el cáncer, contra la prostitución, contra el trabajo agotador, contra los secretos deshaciendo en cada embate los problemas que nos narra Joaquín Berges. Son seres que evolucionan desde sus rarezas. Todos las tenemos, más marcadas como Francho, o menos como su amigo el camarero. ¿No es una rareza escuchar a Bach? ¿no lo es ir a ver las estrellas dentro de un club de astrónomos? ¿no es usar bragas en vez de calzoncillos? Esas son las rarezas de los personajes de El Club. Cada uno podemos pensar en las nuestras. Yo pienso en las mías. En la necesidad de tener al menos un libro empezado para poder dormir por las noches. Como si eso, el que este iniciado me permita saber que mañana despertaré para seguir leyendo. Pero es también la historia de la soledad y el desamor. Del deseo enterrado en lo profundo de nuestra mente. La historia de un viaje dentro de la ciudad. De solidaridad y de ternura. Una odisea que acaba bien, cuando creíamos que acabaría fatal. Es la historia de cada uno de nosotros, disfrazados de otros, viviendo una vida solitaria llena de secretos que no se confiesan a la hora del café. En los dos libros de Berges que he leído, los dos que ha publicado, me he encontrado con filosofía vital dentro de las letras. Te llama a leer entre líneas y no quedarte sólo con la historia. Es algo que no todos hacen. Narrar, contar, es algo relativamente fácil, montar una historia sin más puede hacerlo cualquiera. Eso sí meter dentro de la historia la filosofía de vivir, gritarte a la cara, oye, transfórmate y vive, no todos lo hacen. Y él lo hace. Nos lo grita con un cartero que usa lencería femenina, con un camarero que es capaz de llevar a vivir a su casa a una clienta porque está sola y la desea, sin esperar nada a cambio. No sé si ustedes quieren vivir a través de esas vidas la transformación y el cambio. Yo lo he disfrutado mucho. Anímense.

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