Revista Cultura y Ocio

"El Club de Los Retos de Dácil." Semana 5/2020

Publicado el 31 enero 2020 por Shadowcrow
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Las recetas de Nenena.
"Ruinas tapiadas con salida al mar." Collage Formato A3.a Mi Abuela Manuela le llamábamos Nenena... Ella era Mujer de Campo, hija de una descendiente directa de los Aborígenes Cubanos radicados en una antigua comunidad llamada "La Caridad de Los Indios." (situada en una región montañosa al norte del Valle de Güantánamo, Cuba)... Ahí adquirió los conocimientos de Medicina Tradicional que luego ejercitó con sus descendientes directos, hasta los nietos... En caso de situaciones como esas, que se presentan de repente y con una frecuencia insospechada, era necesario recurrir a las recetas de Nenena; como en caso de otitis: Tratada con la "cera" tibia de los pétalos de la flor de Güira; las infecciones de boca y garganta: Tratadas con buchadas y gárgaras de infusiones elaboradas con flores de Manzanilla y con hojas de Romerillo y Salvia; los cólicos infantiles: Tratados con infusiones de semillas de Anís; las gripes: Tratadas con infusiones de hojas de Llantén... y así, una larga lista... hasta llegar a la "Receta Estrella": Sebo de Carnero de tibio a caliente, aplicado a la onicomicosis; "apretazón de pecho"; sinusitis; dolores articulares (mezclado con bálsamo) y también en ciertas erupciones de la piel... 
Nenena también tenía recetas para el potencial miedo infantil, como aquella que me aplicó aquella tarde lluviosa en la que me apretaba a su cuerpo caliente mientras compartía mi olfato entre el olor de su tabaco y el olor a pino húmedo de la veranda del corredor, altura hasta donde llegaba exactamente mi nariz infantil...:
-Mira ¿tú ves así, al atardecer, después de haber llovido y con el sol poniéndose?... tú vas ahora al cementerio y ves que todos los muertos han salido de sus tumbas y les tiembla la boca y el cuerpo porque tienen frío, les castañetean los dientes...

... y yo me hago a esa idea, y hasta me parece verlos, a los muertos, en eso, pero no siento ninguna emoción ni miedo, me parece normal que sea así... e intuyo que no puedo hacer nada por esa gente del cementerio que tiene frío, porque ya bastante tengo con esta gripe de ocasión que no me deja salir a correr con mis amigos por las calles de tierra de mi barrio, como un salvaje, sintiendo las ráfagas de agua con fango que me azotan las piernas, el pecho y la cara...
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Para una Infanta.

Fulgura lo profundo
de sus cuencas vacías…
Yace en su mecedora,
urdiendo tramas de retorno
en perpetuo extravío…
Su reloj ya no cuelga en la pared…:
Las agujas dan saltos
hacia el vidrio de la tapa;
el péndulo reposa como ariete enmohecido
Ya no hay puertas…
Duendes y brujas se perdieron
en la umbría del sitio
donde partió Nenena.



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