El .co, un activo de soberanía digital

A menudo creemos que la soberanía de Colombia solo existe en las fronteras terrestres, como las que tenemos con los países colindantes. Con el litigio frente a Nicaragua por el mar, nos acordamos que limitamos con 6 países más que los que nos enseñaron.

Pero el país también tiene una soberanía en el espectro electromagnético en el que hace pocos días fueron adjudicadas unas bandas. También tenemos otro activo que no debe pasar inadvertido: El dominio .co es el que por suerte le tocó administrar a Colombia para identificar las direcciones con las que los sitios web pueden ser encontrados en la red. Así las cosas, a los mexicanos les corresponde .mx y a los argentinos, el .ar.

Para algunos países, el sufijo ha representado una palanca importante en su economía. En la lejana polinesia, uno de los 11 países de Oceanía es la isla de Tuvalu. Allí desde el año 2000, el Estado cedió el dominio .tv por 50 millones de euros, pagaderos a 12 años. Con ello han podido tener una infraestructura vial decente para los más de 11.000 habitantes. La isla, además, es socia del 20% de la empresa estadounidense que lo explota, principalmente, para sitios web de televisión.

En el caso de Colombia, nos corresponde el dominio .co, muy apetecido históricamente por empresas de todo el mundo porque sirve para denominar, justamente, a las compañías (por “Company”). En casi todo el mundo hay organizaciones que usan el .co para sus sitios web y sus correos electrónicos.

En los próximos días se viene la licitación del dominio .co y hay mucha tensión. Algunos dicen que las exigencias en los pliegos estarían favoreciendo a una única compañía, extranjera, que podría presentarse con los requisitos; entre tanto, en el Ministerio de las TIC afirman que los términos técnicos que se han incluido en la licitación se realizaron con la Unión Internacional de Telecomunicaciones por lo que, a juicio de la cartera, serían varias las empresas que pueden participar en esta operación.

Es muy importante que haya transparencia en este proceso porque eso será clave para el desarrollo digital del país.

Nota: Esta columna fue publicada originalmente el 16 de enero de 2020 en el diario Vanguardia.