Toda una experiencia degustar este peculiar largometraje y más importante aún, sobrevivir a él debido a la crudeza que lo caracteriza. Lo que nos cuenta no tiene mayor trascendencia, una mujer que pone los cuernos a su perturbado marido, pero su originalidad radica sobretodo en una teatral puesta en escena donde los colores son una parte fundamental de la trama apoyada por unos actores que lo bordan en sus papeles. Aún así el exceso con el que todo está contado, lleno de violencia, sexo e incluso escatología, no me acaba de convencer y define a una película cuyo estilo tiene un sabor especial que puede llegar a indigestar a paladares convencionales.Mi puntuación: 6/10
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Crítica de "Cinéfilo Obseso".