Me dispongo a dar una ponencia ante un grupo selecto de oyentes. El soporte del discurso es un códice de hilo grueso azulado cuidadosamente entrelazado y hecho de extraños símbolos amarillos. La lectura no puede ser fluida y sí interrumpida por cada símbolo que hay que interpretar. Al tiempo, uno de los catedráticos organizadores interrumpe el acto y me insta a abandonar la mesa.
Mientras espero ser sustituido envuelvo cuidadosamente el códice.
Sueño de la noche del 22 de Noviembre