El Códice Florentino ya puede consultarse con un clic
La WDL se encargó de concretar el proyecto de digitalización del manuscrito. México figura entre los impulsores de ese esfuerzo, indica la directora de la Biblioteca Laurenziana. Plantean reunir las versiones electrónicas de las fuentes más importantes de la historia mexicana.
Alejandra Ortiz Castañares (La Jornada, 6 feb 2013)
Florencia. Sentarse frente a la computadora y con un simple clic abrir el Códice Florentino –considerado por los especialistas la fuente más importante para reconstruir la época precolombina– no es poca cosa, sobre todo si valoramos la convulsa suerte que corrió antes de terminar a salvo en la ciudad a la que debe su nombre, el cual conserva desde hace más de cuatro siglos.
La historia general de las cosas de la Nueva España, así titulado por fray Bernardino de Sahagún en 1577, por primera vez está disponible en línea en el portal de la Biblioteca Digital Mundial, gracias a la promoción y financiamiento de la prestigiosa Biblioteca del Congreso de Estados Unidos, en colaboración con la Biblioteca Medicea Laurenziana, de Florencia, que lo resguarda, conocida por tener una de las mayores colecciones de manuscritos del mundo en un espacio arquitectónico proyectado hasta en los mínimos detalles por Miguel Ángel.
La Biblioteca Digital Mundial (WDL, por sus siglas en inglés) propone reunir las versiones digitales de las fuentes más importantes relativas a la historia de México dispersas en bibliotecas y museos del mundo. Por ahora, nueve instituciones en cinco países –México, Estados Unidos, Italia, España y Suecia– han contribuido a este esfuerzo.
Manuscrito comisionado
Vera Valitutto, directora de la Biblioteca Laurenziana, en entrevista con La Jornada explica cómo nació el proyecto: “El Códice Florentino pertenece a la sección del fondo Mediceo Palatino (números 218-220) y, por tanto, quedó excluido de la digitalización que se terminó en 2010, de los 3 mil 918 manuscritos que forman el fondo Plutei, núcleo originario de esta biblioteca proveniente de la colección privada de la familia Medici.
“Cuando los bibliotecarios de la WDL nos visitaron, mostramos entre nuestras reliquias ese códice; ellos estaban interesados en él y gracias a un acuerdo surgió la idea de digitalizarlo.”
Para copiar e imprimir las páginas en baja resolución es necesario entrar en el link de la Biblioteca Laurenziana.
El valor de la digitalización de la Historia…, el acceso colectivo, tiene un gran significado simbólico si se consideran las difíciles condiciones históricas, empezando por la devastadora epidemia de 1576 que diezmó la población 80 por ciento, pero que no obstaculizó el trabajo del fraile y sus colaboradores. Aunque la mayor prueba vendría al año siguiente en un clima inquisitorial, cuando el 22 de abril de 1577 la Real Cédula prohibió La Historia… a pesar de aceptar la buena causa del fraile, dictaminó que esta “Historia Universal de las cosas más señaladas de la Nueva España (…) no conviene que este libro se imprima ni ande de ninguna manera en esas partes”.
Los superiores de la orden habían comisionado a Sahagún el manuscrito como instrumento para conocer a la población y facilitar así su evangelización. El rey Felipe II pedía “que los enviéis (los libros) a buen recaudo en la primera ocasión a nuestro Consejo y que por ninguna manera, persona alguna escriba cosas que toquen las supersticiones y manera de vivir que estos indios tenían”.
Vicisitudes y arribo a Florencia
¿Cómo termina en Florencia el códice? Hasta el momento la copiosa bibliografía formada por un par de centenares de títulos, nunca lo había descifrado de manera convincente.
Los estudios más recientes sobre tan valioso acervo, resultado de un convenio internacional suscrito en Florencia, en 2008, orientado al análisis de los pigmentos y de las imágenes del códice –México estuvo representado por Clara Bargellini, Diana Magaloni y Alessandra Russo– permiten conocer nuevos avances al respecto; en particular, gracias a la investigación de Ida Giovanna Rao, publicada en las actas del convenio mencionado con el título Colors between two worlds (2011), libro publicado por Harvard University Press.
Para Rao, encargada de manuscritos y libros raros de la Biblioteca Laurenziana, la figura clave para la sobrevivencia del códice, así como su envío a Florencia fue Rodrigo de Sequera, comisario general de la orden franciscana para la Nueva España y protector de Bernardino de Sahagún. Fue él quien se encargó de la traducción castellana del códice.
“Es generalmente aceptado –explica Rao a La Jornada– que antes de llegar a Florencia, el manuscrito tuvo una etapa intermedia, hacia 1580, en España. De Sequera dejó México a finales de enero de ese año, probablemente llevando consigo el manuscrito que el mismo fraile le dedicó. Sin que de Sahagún lo sepa, De Sequera lo salva de la confiscación de Felipe II. Hemos notado por primera vez que fue en España, donde le fue dada la cubierta plateresca que conserva todavía hoy.
“De España, el manuscrito llegó a Florencia entre 1580 y 1588. Lo sostengo porque el inventario privado del cardenal Ferdinando I de Medici (futuro gran duque de Toscana) de 1587, describe un códice con las mismas características del nuestro. Además, al año siguiente, en un nuevo inventario, se identifica una traducción de cinco libros ‘De costumbres de Mexicanos’. Esto significa que Ferdinando lo mandó traducir al italiano vulgar, lo que demuestra su entusiasmo por el códice. Probablemente la traducción restante no se logró completar o se perdió. Localicé el manuscrito que tiene la cubierta roja y el emblema cardenalicio Medici en la Hispanic Society de Nueva York, donde se encuentra hoy día.
“Las motivaciones de fray Rodrigo no pueden verificarse, pero lo debió de haber donado a alguien que sabía que lo cuidaría y apreciaría.”
Olvido y descubrimiento
“Después de un inicial entusiasmo por el manuscrito –prosigue Giovanna Rao–, como demuestra el interés de los artistas Ulisse Aldrovandi y Ludovico Buti (quienes pintaron fresco en las bóvedas de los Uffizi con motivos del códice), el manuscrito cayó en el olvido.
“Creo que lo depositaron en un armario en el fondo de la biblioteca; era un volumen del Index, es decir, del Índice de libros prohibidos, creado por la Inquisición. Nuestra biblioteca la administraron los canónigos, es muy clerical como estructura, fue hecha por un Papa.
“El verdadero descubrimiento del códice se inició con el manuscrito del estudioso mexicano Francisco del Paso y Troncoso, quien vino aquí y lo transcribió todo, libro por libro. Más tarde sus textos se perdieron, de los 12 libros transcritos, seis permanecen en el Museo Nacional de Antropología, en la ciudad de México, mientras los restantes están dispersos.
“Más tarde las publicaciones fueron tomadas a partir de sus textos hasta que en 1979 se publicó el primer facsímil de la editorial florentina Giunti, a petición del gobierno mexicano. A esta edición le siguen dos más, la más reciente publicada en 1999, pero en cuatro libros, como fue inicialmente proyectada.”
El Códice Florentino requirió una labor de Sahagún de casi 30 años, en colaboración con la comunidad indígena que aportó no sólo la fuente oral, donde los ancianos respondieron a una serie de cuestionarios preparados por el fraile, sino además aquella propiamente ejecutiva, en la cual los vástagos de la nobleza reunidos en el colegio franciscano de la Santa Cruz, en Tlatelolco, lo transcribieron y decoraron.
En mil 200 páginas, el códice trata temas religiosos, culturales y naturalistas del México central, así como los sucesos de la conquista española, dividido en 12 libros (capítulos), cada uno de los cuales aborda una temática diferente, encuadernados en tres tomos. El texto corre en dos columnas: en la parte derecha está el original en náhuatl y en la izquierda la posterior traducción al castellano a cargo del mismo Sahagún, que al ser ligeramente abreviada permitió la inserción de la increíble cantidad de 2 mil 468 imágenes.
Los links para acceder de manera directa al Códice Florentino son: de la WDL y de la Laurenziana.