El Coliseo de Roma

El Coliseo es un grandioso anfiteatro del Imperio Romano y uno de los monumentos más famosos de la antigüedad clásica, que se encuentra en el centro de Roma y que ha sobrevivido hasta nuestros días, considerándose una de las Siete Nuevas Maravillas del Mundo Moderno.

Fue construido en el siglo I, bajo mandato del emperador Vespasiano y se le llama el Coliseo por una estatua colosal de Nerón que se encontraba en su entrada y que desgraciadamente no se conserva, pero su nombre original era Amphitheatrum Flavium.

El Coliseo funcionó como circo, para espectáculos públicos durante más de 500 años; de hecho fue el anfiteatro más grande de todos los construidos durante el Imperio Romano, con un aforo que rondaba los 50.000 espectadores distribuidos en 80 filas de gradas. En el se celebraban peleas de gladiadores, representaciones teatrales y recreaciones de batallas, caza de animales y naumáquias y otros espectáculos más sangrientos como ejecuciones de prisioneros.

Por él se hizo famosa la frase de “Panem et Circenses” (Pan y Circo) como lo indispensable para que reinara la paz en el Imperio y aunque a partir de caer en desuso -con la caída del Imperio Romano- fue sometido a expolios, saqueos y vandalismos, además de sufrir otros contratiempos como terremotos, bombardeos, no ha perdido su grandeza. Aun a pesar de que su estructura está seriamente dañada, sigue siendo el mayor icono de la grandeza del Imperio Romano y todo un símbolo de Roma y de Italia, además de ser el mayor atractivo turístico de esta capital, visitado anualmente por unos seis millones de turistas.

Su importancia y majestuosidad a lo largo de la Historia ha sido tal, que en el siglo VIII, el historiador Beda el Venerable dijo: “Mientras siga en pie el Coliseo, seguirá en pie Roma. Cuando caiga el Coliseo, caerá Roma. Cuando caiga Roma, caerá el mundo”.