Algo parecido debió de pensar don Miguel de Cervantes Saavedra, allá por el siglo de oro, cuando acometió la escritura de su novela El coloquio de los perros. Esta novela corta, que nos ofrece la particular visión del autor tanto de sus coetáneos como del noble arte de contar historias, forma parte de una colección de doce que el más ilustre exponente de nuestras letras escribió entre los años 1590 y 1612. Recibe esta serie de novelas el nombre de Novelas ejemplares, por adolecer todas ellas en mayor o menor grado de un carácter didáctico o moralizador. No me corresponde a mí indagar en las otras once, labor que han desempeñado más que bien a lo largo de este año las compañeras y compañero que han participado también en este Reto cervantino conmemorativo del 400 aniversario de la muerte del literato y que ha tenido a bien organizar Carmen Forján en su blog Carmen y amig@s. Tan solo comentaré, a modo de anécdota, que la novela que ocupa esta reseña, aunque considerara independiente, se desprende en realidad de una de las otras once, en concreto de El casamiento engañoso. Es uno de sus personajes el que escucha una noche el coloquio de esos perros, trascribe dicha charla y se la da a leer a otro de los personajes. Y esa trascripción, ni más ni menos, es la que compone la novela cuya lectura y reseña supone mi colaboración en este reto.
El coloquio de los perros responde en realidad al título de Novela, y coloquio, que pasó entre Cipión y Berganza, perros del Hospital de la Resurrección, que está en la ciudad de Valladolid, fuera de la puerta del Campo, a quien comúnmente llaman "Los perros de Mahudes". Efectivamente, en ese Hospital de la Resurrección, sito en aquella época en la ciudad de Valladolid, trascurre la conversación entre los perros Cipión y Berganza. Los primeros sorprendidos de ese recién descubierto don de la palabra son ellos mismos e, ignorantes de la duración de esa repentina capacidad lingüística, deciden prestos contarse sus respectivas vidas. Esa primera noche será Berganza quien narre sus andanzas a Cipión, dejando para la posterior, si aún conservaran tal insigne facultad, el intercambio de roles.
"Si en contar las condiciones de los amos que has tenido y las faltas de sus oficios te has de estar, amigo Berganza, tanto como esta vez, menester será pedir al cielo nos conceda la habla siquiera por un año, y aun temo que, al paso que llevas, no llegarás a la mitad de tu historia. Y quiérote advertir de una cosa, de la cual verás la experiencia cuando te cuente los sucesos de mi vida; y es que los cuentos encierran y tienen la gracia en ellos mismos, otros en el modo de contarlos (quiero decir que algunos hay que, aunque se cuenten sin preámbulos y ornamentos de palabras, dan contento); otros hay que es menester vestirlos de palabras, y con demostraciones del rostro y de las manos, y con mudar la voz, se hacen algo de nonada, y de flojos y demayados se vuelven agudos y gustosos; y no se te olvide este advertimiento, para aprovecharte dél en lo que te queda por decir."
Grabado de la edición de las Novelas ejemplares realizada por Antonio de Sancha en 1783
Cabría pensar, dado que nuestros protagonistas son dos animales que hablan cual si de humanos se tratase, que estamos ante una novela con elementos de fantasía (más acertado sería decir que toda ella es un magnífico ejemplo de la figura alegórica). Sin embargo, excepto esta premisa y cierta vivencia que Berganza le relata a Cipión y que podría ser la 'explicación' a la milagrosa locuacidad da ambos canes, el resto del relato hace gala de un más que manifiesto realismo. Miguel de Cervantes, con una riqueza de vocabulario admirable y un virtuoso uso del lenguaje, deja patente el modo de vida y comportamiento de las gentes de la época de distintas posiciones y oficios. No sé si atreverme a calificar esta como una novela picaresca, pero sí me arriesgo a decir que comparte con las de este género ciertos elementos: el ser una especie de autobiografía, el que su protagonista vague de un lugar a otro y pase de dueño en dueño buscando una mejor fortuna, el ofrecernos un retrato de una sociedad hipócrita y el carácter satírico y moralizante que se desprende de sus páginas.
"Pues todo lo que has oído es nada, comparado a lo que te pudiera contar de lo que noté, averigüé y vi desta gente: su proceder, su vida, sus costumbres, sus ejercicios, su trabajo, su ociosidad, su ignorancia y su agudeza, con otras infinitas cosas: unas para decirse al oído y otras para aclamallas en público, y todas para hacer memoria dellas y para desengaño de muchos que idolatran en figuras fingidas y en bellezas de artificio y de transformación."A pesar de los muchos personajes que pueblan las páginas de esta novela, Berganza y Cipión son sus protagonistas indiscutibles. El primero por ser el narrador de su propia vida, el segundo por ofrecer la contrarréplica perfecta. Se permite Cipión interrumpir, aconsejar, dirigir el discurso de Berganza, y se regalan ambos a filosofar "porque son razones que consisten en buena verdad y en buen entendimiento", evitando en lo posible el arte de la murmuración "que no es buena [...], aunque haga reír a muchos, si mata a uno; y si puedes agradar sin ella, te tendré por muy discreto".No están exentas sus diatribas de cierta ironía, algo que siempre agradezco y valoro en lo que leo, y creo además que en ellas está el meollo de esta especie de cuento y de cuanto de ejemplar de él se pueda sacar y haya querido imprimirle Miguel de Cervantes.
"La costumbre del vicio se vuelve naturaleza".Me cuesta. Me cuesta acercarme a la literatura escrita siglos ha. Los clásicos, especialmente los más añejos, son mi gran asignatura pendiente como lectora. Temo la distancia temporal. Rectifico, temo la existencia de una brecha temporal que por mi parte sea insalvable. Sin embargo, en las escasas ocasiones en las que me aventuro a alejarme de lecturas más contemporáneas, siempre hallo puentes tendidos a mi encuentro. En este caso también ha sido así. No hemos cambiado tanto. A veces pienso que en lo esencial no hemos cambiado nada. Termino esta novela y me doy cuenta de que un coloquio entre cualquiera de nuestros perros no sería muy diferente a aquel que mantuvieron Cipión y Berganza en ese ya no existente hospital vallisoletano. Y no puedo evitar preguntarme qué se hubiesen dicho ciertos dos de su misma especie que no llegaron a conocerse y con cuyas imágenes me he tomado la libertad de ilustrar y finalizar esta reseña, si hubiesen coincidido y tenido la oportunidad de departir. Cómo nos habrían contado a mi familia y a esta que aquí escribe. Espero que su coloquio no fuese para mí motivo de sonrojo.
Arú (1999-2008) / Thor (2008-...)
Nota del libro:Título: Novelas ejemplaresAutor: Miguel de CervantesEditorial: CríticaAño de publicación: 2001Nº de páginas: 1160ISBN: 9788484322009Descarga gratuita aquí
Nota: los datos que os dejo corresponden a una de tantas ediciones existentes del volumen que recoge las doce novelas ejemplares de Miguel de Cervantes Saavedra. El enlace de descarga no corresponde a esa edición, sino a la facilitada para su lectura on-line por la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes que la web de descarga de libros libres de derecho de autor Elejandría, de la que proviene el enlace, ha tomado como fuente.