Una visión técnica.
(Publicado en Nuestro Ejército. Abril de 1938)
Casi todos los días llegaba a nosotros, en tono derrotista, la información de la superioridad naval de la Escuadra facciosa. Si ésta se medía de unidad a unidad, era justo el apreciarlo así, pero es totalmente falso el juzgar de esta forma la superioridad o inferioridad de una flota. Para justipreciar el valor de las fuerzas navales, se hace imprescindible tener en cuenta desde luego, la potencialidad militar de cada unidad, hacer un conjunto-flota, estudiar el valor militar de él, y al compararlo con el enemigo podremos sacar una conclusión que más se acerque a la realidad.
Es sabido que nuestros cruceros son inferiores a los iguales del tipo “Baleares”; esta inferioridad desaparecería porque nuestra flota está compuesta, además, de tres cruceros, por la escuadrilla de destructores, arma valiosa, máxime cuando se tiene enfrente una Escuadra que no cuenta con categoría de buques y esto, unido a la capacidad del Mando y demás personal de las dotaciones, fue lo que nos dio la victoria.
Indudablemente que jugó un rol importante en este combate naval, el hecho de verse el enemigo entre nuestros buques y tierra y el temor de ser lanzado a la costa le llevó a tratar de romper nuestra formación, separando la escuadrilla de destructores de nuestros cruceros, lo que, para él, significaba asegurarse el éxito del combate.
Este movimiento táctico, que le hubiera dado buen resultado de contar con destructores que pudiera emplear a vanguardia, fue una parte esencial de su derrota, puesto que así acercó sus cruceros a tiro de torpedo. Dos mil quinientos metros era la distancia que separaba a las dos flotas.
Mando firme y temple sereno, incapaz de hacer inmutar a los hombres ante las siluetas potentes de cruceros rebeldes que avanzaban a toda la velocidad de sus turbinas, era la condición precisa para que el tiro de nuestros destructores fuese infalible. Y así fue. Para mejor comprender el desarrollo del combate naval, la capacidad del Mando, la preparación específica del Cuerpo Auxiliar, de cabos y marineros, la valentía y coraje de todos, en fin, vamos a señalar las características relevantes de la capacidad militar de los buques que se enfrentaban.
La flota facciosa estaba compuesta por los cruceros «Canarias», «Baleares» y «Almirante Cervera» (los primeros de la clase “County” británica, modernos y reputados como uno de los mejores en la actualidad) el último igual a los nuestros tipo
«Libertad» (hay una nota en que se dice que además eran acompañados por varios destructores tipo «Poerio», pero esto no está confirmado). La flota de la República estaba integrada por los cruceros «Libertad» y «Miguel de Cervantes» (este último inferior en desplazamiento y poder ofensivo a todos los anteriores) y por la flotilla de destructores compuesta por el «Sánchez Barcaiztegui», «Lepanto» y «Antequera» ; «Gravina» y «Lazaga», este último inferior a los demás.
Los ocho cañones que montan los cruceros tipo «Canarias», de un diámetro de 203 mm., tienen un alcance de 30 km., con un peso de proyectil de 116 kg., lo que hace un total de peso por andanada de 928 kg. El armamento del «Cervera» es de 6 cañones de 152 mm. de diámetro, con un peso de proyectil de 45 kg., lo que significa un total por andanada de 360 kg. y con un alcancede 14 km. De estos datos se desprende que, además de la enorme ventaja en alcance de la artillería enemiga, en lo que respecta a los buques tipo «Canarias», el peso total por andanada de sus barcos que entraron en acción es de 2.216 kg., mientras que la de los nuestros es de 630 kg., pues hay que tener en cuenta que el crucero «Méndez Núñez» sólo lleva seis cañones de 152 mm.
Otra ventaja de los buques enemigos es la mayor velocidad; si bien es cierto que todos ellos dieron una velocidad de 33 nudos al ser entregados a la Marina, a excepción del «Méndez Núñez», que dio 29, hay que tener muy en cuenta el tiempo que llevan navegando, pues ello significa desgaste y, por lo tanto, pérdida de potencia en sus turbinas. Nuestros cruceros hace diez años que navegan, mientras el «Canarias» y el «Baleares» fueron puestos a navegar, por los facciosos, después del 18 de julio de 1936.
El poder defensivo de estos buques (tipo «Canarias») es también superior. El blindaje de cintura de estos cruceros es de 101 mm., y el de los buques leales es de 75 mm.; además, los primeros cuentan con cubierta blindada ,de cuya defensa carecen nuestros cruceros.
En la preparación del combate, como en el desarrollo del mismo, nuestro mando tuvo en cuenta el valor agresivo y defensivo de las dos flotas, y considerando la potencia militar que daba a la nuestra la flotilla de destructores empleándola en un golpe audaz, que bien podía compensar la desproporción entre los cruceros, ordenó un movimiento estratégico que, como decimos más arriba, obligó al enemigo a colocarse a una distancia inferior a 3.000 metros de nuestros destructores, haciendo eficaz, por lo tanto, el ataque por torpedos, de tal forma, que alguno de los buques facciosos tenía que ser tocado.
El feliz resultado de esta acción, en la que se ha demostrado plenamente la capacidad táctica y el perfecto estado de la disciplina y entrenamiento de las dotaciones, ha tenido una gran importancia, toda vez que casi ha igualado la potencialidad naval en lo que respecta a los buques de línea. En cuanto a las fuerzas sutiles (destructores, submarinos) siempre fué superior nuestra Armada, puesto que los facciosos cuentan únicamente con el destructor “Velasco” aparte, claro está, de los destructores y submarinos que les ceden los italianos y alemanes, cuyo número es imposible precisar.
Si tenemos en cuenta la experiencia de este combate y ponemos en tensión todos nuestros recursos, podremos en breve plazo estar dispuestos a batir el resto de la flota rebelde, en forma absoluta, aun con la pretendida «superioridad» naval de los facciosos, y lo que esto nos traería de posibilidades para nuestra lucha sería inmenso.