Revista Cultura y Ocio

“El comodín del público”

Publicado el 23 marzo 2015 por Águeda Lorena García González @aguedlgg
“El comodín del público”

Recuerdo un programa televisivo donde los concursantes podían pedir ayuda si no conocían la respuesta: el comodín del 50%, el comodín de la llamada y el comodín del público. Si pedían éste último, el público podía ayudarle a encontrar la respuesta correcta. Lo más parecido al público ahora mismo, sería usar el "Buscador de Google", que tiene respuestas para todo.

La vida es un poco como ese concurso, ya que lo habitual es que pidamos opinión a los amigos, familia o pareja para resolver dudas, problemas o para intentar tomar la decisión acertada cuando no somos capaces por nosotros mismos de encontrar una respuesta que nos resulte convincente o que nos parezca correcta.

A veces, las decisiones que uno tiene que tomar pueden ser de importancia relativa o ser determinantes y depender de ellas el resto de tu vida. ¡Y no estoy yo como para equivocarme en la elección! O sí, quizás equivocarme sea parte de aprender, pero ¿Quién quiere equivocarse?

“El comodín del público”

Nos pasamos la vida (todos y todas) haciendo esas cosas que vienen "medio escritas" en nuestro destino: Estudiamos, trabajamos, formamos una familia, compramos una casa, destrozamos la familia que formamos... (empieza a formar parte del ciclo: nacer, crecer, reproducirse, divorciarse y hundirse) y son decisiones que prácticamente vienen dadas por la costumbre, por el típico rollo "es ley de vida" y a veces no te paras ni a pensar en si esas decisiones fueron tuyas o (como ya he dicho antes) venían prácticamente definidas.

Después de eso, es cuando llegan las decisiones difíciles. Esas decisiones que debes tomar por ti mismo y pensar sólo en ti, en los que te rodean y hasta en el qué dirán. Ésas, son las decisiones más difíciles... Porque está claro que hagas lo que hagas no vas a contentar a todos por igual. ¿Merece entonces la pena tener en cuenta a personas que no van a sufrir las consecuencias? Va a ser que no.

Sigo teniendo esa terrible sensación de que haga lo que haga me voy a equivocar.

"El comodín de la llamada" lo utilizo prácticamente a diario con mi familia, pues no hay un día que no hable con algún miembro de ella y me sé de sobra su respuesta... ¡Pero ése comodín es falso! Es fácil dar respuestas y opinar cuando no vas a ser tú el que sufra las consecuencias.Y sólo me queda "El comodín del público" porque si dicen que "cuatro ojos ven más que dos", tener a casi 300 seguidores opinando se supone que debe ser indicativo de muchos ojos que pueden ver salidas diferentes o aportar otras respuestas.

“El comodín del público”

Estoy segura (porque llevo 33 años viviendo conmigo misma) que la decisión que tome será ésa que no me quito de la cabeza... ¡Del barco de Chanquete, no nos moverán! Pues a mí de Madrid tampoco... (Ahora sonrío cuando pienso en que nunca quise venir y ahora no quiero marcharme) ¡Que para algo hemos venido Rubita!

Pero cuando lo tengo claro y decidido, empiezo a darle vueltas... Y me siento culpable por no hacer caso a los que más me quieren (que no dudo ni por un momento de su buena intención) pero si ellos toman la decisión por mí, me sentiría mal conmigo misma porque si sale mal, acabaré echándoles la culpa, cuando lo que está en juego es mi vida.

Y soy consciente de que esta decisión es cosa mía, que nadie va a cargar con ella y que por suerte o por desgracia es una decisión que va a cambiar mi vida... (veamos el lado positivo, puede pasar cualquier cosa) pero es cierto que me encantaría no tener que ser yo la que decida.

Y sólo se me ocurre hacer como los políticos y someter a mis lectores a una encuesta y conocer vuestra "intención de voto" y hacer mis cálculos de estadística. He aquí la cuestión: ¿Te quedas o te marchas, Rubita?

“El comodín del público”

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