"Ella lleva tacones altos,yo zapatillas..."
(Taylor Swift, "You Belong With Me")
Uno de los clichés más frecuentes en la ficción, y que lamentablemente refleja una realidad muy palpable, es el de la dictomía entre la chica virginial ("Madonna") y la "prostituta". Hoy en día, al decir Madonna, todos pensamos inmediatamente en la cantante, que desde luego no es en absoluto virginal. Irónicamente, durante gran parte de su carrera, uno de sus objetivos ha sido derribar las fronteras entre esta dicotomía que atenaza a las mujeres, y que planteó en su momento Freud. ¿Y en qué consiste?
Pues básicamente en que las chicas, llegada la pubertad, y de forma más o menos sutil, se ven obligadas a elegir entre ser virginales y correctas, es decir, mojigatas, y ser sensuales, liberales, y promiscuas; es decir, putas. Seguramente alguna gente pensará que exagero, que eso ya no es así y que las chicas ya pueden hacer lo que deseen sin que nadie las juzgue. Bueno, desde luego no se va a mandar a nadie a la hoguera, pero las represalias sociales, siempre sutiles e invisibles, pero muy perceptibles, siguen ahí.
Del video "You Belong With Me" de Taylor Swift. Como todos sabemos, las chicas buenas cogen los libros de maneras raras, y las putillas van a la fiesta de graduación disfrazadas de artista de circo.
Hemos visto la película muchas veces: Mary es una adolescente desgarbada, estudiosa, con cero éxito entre los chicos, pero con un rico mundo interior. De repente algún compañero del instituto hace una apuesta sobre si podrán transformarla en una chica "apropiada" para salir con alguien. Tiene entonces lugar un proceso de cambio estético, durante el cual el chico en cuestión se da cuenta de que se está enamorando de verdad del patito feo de turno, y en el último acto de la historia, coincidiendo con la transformación final de Mary en cisne, le declara su amor (eso sí, después de que ella descubra todo el pastel y tengan la imprescindible discusión-de-mitad-de-la-peli). A todas estas, ella, por el camino, también ha visto que él, aunque era jugador de rugby, también era buen tío, pero eso es otra historia.
Gracias al sexo lésbico con Mila Kunis, Natalie Portman lograba liberarse de su "pureza" y se convertía en el Cisne Negro.
La transformación de Mary en buenorra incluye indefectiblemente ponerse una ropa más provocativa, más maquillaje y adoptar un lenguaje corporal más abierto al sexo. Pero eso sí: Mary debe tener mucho cuidado de no pasarse de la raya y acabar como Kelly, el putón verbenero de la clase, que es perfecta para un polvo rápido ("¿Te la tiraste? ¡Choca esos cinco, tío!"), pero no es elegible como novia "seria".
Porque Kelly es demasiado.
Demasiado salida. Demasiado buena en la cama. Tiene demasiado kilometraje. A los ojos de la sociedad, tirársela es un orgullo, pero salir con ella, una vergüenza. Así que a lo máximo que puede aspirar esta rubia explosiva seguramente es a servir de válvula de escape para hombres que necesitan algo más. A menos que sea una de las protagonistas de la película, en cuyo caso aún tiene un posible "arreglo": abandonar la promiscuidad, buscarse un novio con el que iniciar una relación monógama y empezar a corregir su vestuario. Es decir: el arco argumental de Mary pero a la inversa.
De esta manera, se castiga ambos extremos de la línea: si te pasas de santa eres una mojigata aburrida e invisible a ojos de la sociedad, y tal vez te quedes para vestir santos. Tal vez nadie te despreciará abiertamente ni se te negará la asistencia a ningún acto social. Pero te caerán las miradas de compasión, de condescendencia, de leve desprecio. Y si te vas al otro extremo, te ocurrirá exactamente lo mismo, sólo que las miradas irán teñidas de una cierta moralidad.
Y así, si no quieren caer en ninguno de los dos precipicios sociales, las chicas se ven obligadas a andar haciendo equilibrios por una fina cuerda. ¿Con cuántos chicos es aceptable haberse acostado antes de casarte con el "definitivo"? ¿A partir de qué punto el escote deja de ser elegante y empieza a ser de putón? ¿Cuánto maquillaje es demasiado maquillaje?
Hace ya un buen puñado de años, una cantante con un solo éxito, llamada Meredith Brooks, daba con el quid de la cuestión de toda esta historia: aunque lo fácil es colocarnos a cada uno en un compartimento, la realidad es que somos un conjunto de cosas a menudo opuestas entre sí, y se puede ser muchas cosas a la vez. "I'm a bitch, I'm a lover / I'm a child, I'm a mother / I'm a sinner, I'm a saint / I do not feel ashamed". Amén.
Para acabar, os dejo aqui el video completo de "You Belong With Me" de Taylor Swift, que es como un resumen condensado de todo esto, con todos los clichés del tema apelmazados en rápida sucesión (la santa, la guarra, las gafas extragrandes que desapareen en el tramo final, el cambio de guapa-empollona a guapa-normal, que contradice totalmente el mensaje de la canción...) y que daría para una entrada entera él solo.